SAN DONACIANO Y ROGACIANO
Significa en latín “dado y orante”.
Estos dos hermanos, dignos de admiración por su valentía en momentos difíciles y desesperación, nacieron en Nantes y murieron bajo el tirano Maximino (222-235).
Tras negarse a abjurar del cristianismo, sufrieron martirio.
En Nantes de la Bretaña Menor, los santos Mártires Donaciano y Rogaciano, hermanos; a quienes, en tiempo de Diocleciano, por su constancia en la fe, encarcelaron, suspendieron en el ecúleo y descarnaron con garfios; después les alancearon los soldados, y por último les cortaron la cabeza.
Estos dos hermanos estaban recibiendo la formación cristiana. El primero ya había recibido el sacramento del bautismo y el segundo se estaba preparando.
Y como soplones y chivatos los ha habido siempre, un enemigo los denunció ante la autoridad por el hecho criminal -¡vaya por Dios!- de que eran cristianos.
Comparecieron ante el tribunal por separado. El juez le dijo a Donaciano:” Parece que no solamente no has adorado a los dioses Júpiter y Apolo, sino que te has atrevido a predicar el culto del Crucificado y te han seguido muchos fieles.
Quería, señor juez, arrancarlos a todos del error para que vuelvan a Cristo, el único que merece adoración”.
El juez lo encarceló. Después se dirigió a Rogaciano diciéndole:”Mira, tú no te has bautizado todavía. Abjura de tu error y te salvaré la vida”. Rogaciano le contestó:” Nunca lo haré. Seguiré a mi hermano mayor en la fe que él ha profesado en el Dios verdadero. En el calabozo, el hermano le dio el bautismo con sus besos a falta de sacerdote.