Himno. El santísimo Cuerpo y sangre de Cristo.
Liturgia de las horas para los fieles.
Laudes.
Sin dejar la derecha del padre,
Y para consumar su obra divina,
El sumo Verbo, que ha venido al mundo,
Llega al fin a la tarde de su vida.
Antes de ser, por uno de los suyos,
Dado a quienes la muerte les darían,
En el vital banquete del cenáculo
Se dio a los suyos como vianda viva.
Se dio a los suyos, bajo dos especies,
En su carne y su sangre sacratísimas,
A fin de alimentar en cuerpo y alma
A cuantos hombres en este mundo habitan.
Hostia de salvación, que abres las puertas
Celestes de la gloria prometida;
Fortalece y socorre nuestras almas,
Asediadas por fuerzas enemigas.
Glorificada eternamente sea
La perpetúa Deidad, que es una y trina,
Y que ella finalmente nos conceda,
En la patria sin fin, vida infinita. Amén.