Escuchad la voz del Señor. Oremos para que la Palabra de frutos abundantes en nuestro corazón. Hora Santa
Parroquia de San Pío X
Estación del Santísimo Sacramento…
Señor en este día queremos consagrarnos todos a ti, como tu Iglesia, tu pueblo, tu propiedad, hoy deseamos abrir nuestros corazones y nuestros oídos para que penetre tu Palabra, pedimos comunitariamente para que tu Palabra nos enamore y penetrando nos conviertas y convirtiéndonos te sirvamos en armonía y amor y así unidos instauremos tu Reino entre nosotros, alimentándonos siempre de la oración y de tu Palabra para caminar seguros hacia Ti
Lectura del libro del profeta Malaquías 3,14
Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él prepara el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario del Señor, a quien ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va entrando, dice el Señor de los ejércitos.
¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición, como la lejía de los lavaderos. Se sentará como un fundidor que refina la plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos”
Palabra del Dios.
Releemos en silencio y en voz alta compartimos la frase que más nos gusta.
Canto.
Tan cerca de Ti, tan cerca de mí, que hasta lo puedo tocar, Jesús esta aquí.
Le hablare sin miedo al oído, le contaré las cosas que hay en mí.
Y que solo a Él, le interesarán, Él es más que un mito para mí.
No busques a Cristo en lo alto, ni lo busques en la obscuridad
Muy dentro de ti, en tu corazón, puedes adorar a tu Señor.
Míralo a tu lado caminando, paseando entre la multitud.
Muchos ciegos van, llenos de ceguera espiritual.
Escuchad la voz del Señor
Intimidad Divina P. Gabriel de Sta. M. Magdalena, O.C.D.
Cristo, palabra del Padre, no es sólo el objeto de nuestra escucha, sino que Él mismo escucha al Padre, y es así modelo de nuestro escuchar. Jesús es la Palabra del Padre y la dice al mundo porque tiene en sí toda la sabiduría del Padre, porque escucha incesantemente al Padre y no hace sino transmitir lo que le oye a Él. Jesús es la escucha perfecta del Padre, el único hombre que le escucha de manera adecuada. Al ir en seguimiento suyo, el hombre, el cristiano ha de mantenerse en continua escucha para ser instruido por Dios. Lo ha dicho Jesús: “Serán todos enseñados por Dios” (Jn6,45) esto significa que todos los hombres son destinatarios de una enseñanza divina: la palabra de Dios debe alcanzarlos, iluminarlos, guiarlos y plasmarlos. Y ellos tienen que ser discípulos atentos, dóciles, prontos y disponibles. Cristo que, a pesar de vivir y hablar con los hombres, no cesa de escuchar al Padre, nos enseña que nuestra escucha debe ser también incesante.
Aún en medio de las ocupaciones y del servicio a los hermanos, es necesaria la atención vigilante del Espíritu que sabe acoger la voz de Dios. El mundo está lleno de su voz. Cuando los hombres, las circunstancias y los deberes cotidianos exigen dedicación y sacrificio, es Dios quien exige a través de ello; cuando las personas y los acontecimientos ponen a dura prueba la virtud, es Dios quien quiere probarla. Cuando la Iglesia, el Papa o superiores hablan, es Dios quien habla. Quien los escucha, a Dios escucha. Cuando se siente uno interiormente movido al bien, a perdonar, a olvidarse, a darse a los otros o a un mayor recogimiento y unión intima con Dios, es también Dios quien habla. ¡Cuantas veces cae la voz de Dios en el vacío! “Por más que os hablé asiduamente…, no respondéis (Jr. 7,13) La voz omnipotente de Dios no se pierde nunca; obra lo que se propone. Pero se pierden los hombres que no la escuchan: los que no la acogen enteramente se quedan en la mediocridad. “Dichoso el hombre que me escucha velante ante mi puerta cada día – dice el Señor- porque el que me haya, ha hallado la vida” (Pr 8, 34.35)
Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo leímos
Canto
Dios está aquí, tan cierto como el aire que respiro, tan cierto como la
Mañana se levanta, tan cierto como yo te hablo y me puedes oír.
Jesús, su Espíritu, su Amor, María, mi hermano.
Oremos unidos a María Santísima
Madre Santísima, tú que siempre estuviste atenta a lo que Dios te comunicaba, este día nos ponemos todos en tus manos para que intercedas por nosotros para que aprendamos a escuchar la voz de Dios, amemos la Palabra como el medio por el cual creceremos espiritualmente guardándola en nuestro corazón y que nunca nos falte la Eucaristía en nuestra vida para que sea la que nos una en Cristo y así demos fruto a nuestra sociedad.
1er Misterio. Dialogar supone escuchar. ‘Cuantas veces resuena en la Escritura la invitación: “Oíd la palabra del Señor” (Jer. 31,10) Era el grito incesante de los profetas que llaman la atención a los hombres sobre su vocación esencial: oír a Dios y seguirle. “Escuchad mi voz – dice el Señor por el profeta Jeremías – Entonces seré vuestro Dios t vosotros seréis mi pueblo” (7,23)
Oremos para que todos tengamos la disposición para escuchar a Dios.
2do. Misterio. Pero la Palabra de Dios fue comunicada al mundo en toda su plenitud cuando el Verbo se hizo carne: la Palabra se hizo hombre y moró entre los hombres para hablar con ellos y entre ellos. Entonces se oyó una voz del cielo: “Este es mi Hijo amado…Escuchadle” (Mt. 17,5)
Oremos para que escuchando a Dios, escuchemos a los que viven cerca de nosotros.
3er. Misterio. Todo el Evangelio es una invitación a escuchar. De la escucha procede la fe (Rm 10,17), escuchando, acogen los hombres el mensaje de Cristo, más aún a Cristo mismo y en él vienen a ser hijos de Dios” a todos los que le recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios”
Oremos con gratitud por nuestra filiación con Dios.
4to. Misterio. Escuchar al Señor es cuestión de vida o muerte. Quien le escucha, le sigue, abraza su doctrina y entra a formar parte de su rebaño: sus ovejas “escuchan su voz” (Jn 10,2) No basta una escucha superficial, ni basta escuchar de vez en cuando: hay que escuchar siempre. Quien ama está siempre atento a la voz de la persona amada.
Pidamos para que amemos lo suficiente no solo a Dios sino a todos los que viven cerca de nosotros.
5to. Misterio. El mundo está lleno de voces. Los hombres están ávidos de escuchar: noticias, informaciones, novedades, curiosidades. Fácilmente estas voces se convierten en un estruendo que ensordece y hace a los hombres superficiales incapaces de interioridad y de escuchar la única Voz verdadera. Hasta cuando ora, se queda el hombre con frecuencia en la superficie: escucha materialmente la voz del sacerdote o del libro que le habla de Dios, pero rara vez deja penetrar esa voz en el fondo de su ser, como semilla confiada al surco para que germine a su tiempo. Y sin embargo, sólo los que acogen la “palabra del Reino” en la tierra buena, es decir, la escuchan la ponen en práctica y la viven, darán fruto (Mt. 13, 19-23)
Oremos para que dejemos que la Palabra penetre en nuestros corazones y de fruto a su tiempo.
Oremos en silencio
Por las necesidades de todos los presentes
Consagremos a todo el género humano al Inmaculado Corazón de María para que ella nos bendiga
Reparemos el Corazón de Jesús
Los momentos que nos quedan reparemos el Corazón de Jesús que sufre por todos los sacrilegios cometidos en las diversas Iglesias del mundo entero y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas, oremos para que el Espíritu Santo, de luz y conversión a todos ellos y a todos nos permita realizar buenas confesiones.
Reparemos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón.
Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro
Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.
Oremos todos unidos
En ti Oh Jesús y en tu Padre, no hay más que un espíritu,
Un modo de pensar y obrar, un mismo espíritu que obra siempre en unión
Con el Padre y el Hijo,
Por lo tanto, escuchándote a ti, escucho al Padre…
Viéndote a ti obrar, veo las acciones mismas del Padre,
Porque el Hijo no hace nada por sí mismo y el Padre hace las mismas obras
Que el Hijo.
¡Que hermosa armonía, que concordia entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
En ti, Oh Jesús!
¿Qué tengo, pues, que hacer sino estudiarte,
Escuchar tu Palabra y examinar tus acciones para conformarme a ti
Y llenarme así del Espíritu Santo?
El Espíritu de Dios esta derramado en toda tu vida…
Cada palabra tuya, cada ejemplo tuyo es como un rayo de luz que viene del
Cielo para iluminarme y comunicarme la vida.
Haz que te estudie cada día para llenarme del Espíritu de Dios.
- A.Chevrier.
El verdadero discípulo de Cristo
Canto.
Juntos como hermanos, miembros de una Iglesia
Vamos caminando al encuentro del Señor
Un largo caminar, por el desierto bajo el sol,
No podemos avanzar sin ayuda del Señor
Unidos al rezar, unidos en una canción
Viviremos nuestra fe
Con la ayuda del Señor
La Iglesia en marcha está, a un mundo nuevo vamos ya,
Donde reinará el amor, donde reinará la paz.
¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!