Eucaristía manjar divino. Hora Santa
Se reza la Estación del santísimo Sacramento…
Canto.
Comulgar es un acto sublime…
Padre bueno, te ofrecemos nuestra oración , estos momentos en los que estaremos contigo, desenado con nuestro corazón que nos permitas preparar nuestras vidas para nuestro encuentro definitivo contigo, mientras tanto ayúdanos a vivir según tus preceptos, a frecuentar tus sacramentos y a vivir bajo el resguardo de la caridad. Amén.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el Pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne, para que el mundo tenga vida”
Jesús le dijo: “Yo les aseguro, si no comen la carne del hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitare el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en el. Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo, no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron. El que come de este pan, vivirá para siempre”.
Palabra del Señor.
Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos llega.
Canto.
Yo soy el pan de vida, el que viene a mi no tendrá hambre
El que viene a mi no tendrá sed, nadie viene a mi si mi Padre no lo llama.
Yo lo resucitaré, yo lo resucitaré, yo lo resucitaré en el día final (2)
El pan que yo daré, es mi Cuerpo vida del mundo, el que coma de este pan
Tendrá vida eterna.
El discurso Eucarístico sobre el Pan vivo.
Jesús puerta hacia la vida. Anselmo Grun.
Antes de ver este texto desde el punto de vista Eucarístico, debemos comprenderlo, en primer lugar, en relación a la muerte de Jesús. Jesús expresa aquí que el mismo entrega su vida terrena para la vida del mundo él se entregara por nosotros a la muerte para que tengamos la vida eterna. Es como un intercambio divino: Jesús muere para que nosotros vivamos, Jesús entrega su vida para que nosotros tengamos la vida eterna. En el discurso del Pan de vida, la primera intención, para Juan, es el significado de la muerte y la resurrección de Jesús. Esto se pone de manifiesto en la glosa de 6, 4: “Se acerca la Pascua, la fiesta de los judíos”. En Jesús sucede la nueva pascua, en la que se manifiesta el verdadero paso de la muerte a la vida. Jesús es el verdadero Cordero pascual y se entrega por nosotros para que tengamos vida.
Ahora Jesús se refiere también a la Eucaristía. La Eucaristía es el lugar concreto en el que se da nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesús, en el que nos unimos a Jesús, que murió por nosotros, el lugar en el que somos uno con el que lleva en su interior la vida divina. Este intenso encuentro con el Señor, muerto y Resucitado por nosotros, sucede cuando comemos su carne y bebemos su sangre. “Mi Carne es verdadera comida y mi Sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre vive en mí y yo en él. En la Eucaristía se expresa la fe en Jesús, el pan de vida, el autentico pan en el que comemos la Carne y bebemos la Sangre de Jesús.
En el análisis de los sueños, comer y beber son símbolos de integración. Quien come la carne de Jesús y bebe su Sangre se hace uno con Él, le integra en su conciencia. Juan habla de que nosotros no solo comemos la sangre, sino que la masticamos. Debemos masticar el amor de Jesús, que ha llegado a la plenitud en la Cruz, para que penetre no solo nuestro corazón, sino también nuestro cuerpo. Masticar no significa solo el paso previo y más externo de la comida, sino que en las tradiciones espirituales era la meditación, el rumiar internamente la Palabra de Dios. En la Eucaristía no solo escuchamos la Palabra de Dios, sino que la hacemos nuestra, la simulamos, para que nos ilumine desde el interior. En el Pan, nosotros comemos el amor de Dios hecho hombre, para que penetre en nosotros y nos transforme. La Eucaristía realiza la más intensa relación personal con Jesucristo que se puede imaginar: La relación se convierte en un ser interior, Jesús está en mí y yo estoy en él. En esta unidad mutua se completa el amor de Dios hacia nosotros. Y esto lleva a la plenitud lo que Jesús dijo en Juan 3,16 Dios ha puesto a su Hijo en nuestras manos para que creyendo en Él y comiéndolo habite en nuestro interior. Esto es la vida eterna, la vida divina, el amor divino que nos transforma. Ignacio de Antioquia llama a la Eucaristía la medicina de la inmortalidad.
En la introducción a la multiplicación de los panes que ilustra el discurso del pan de vida Juan ha querido remarcar que la multitud seguía a Jesús “porque vieron los signos que habían hecho con los enfermos”. En la Eucaristía, Jesús quiere curar mi enfermedad. La Eucaristía es medicina para el cuerpo y para el alma. Cura al ser humano de su herida mortal. Quien participa en la Eucaristía tiene parte en la vida eterna. Tiene vida en sí mismo y no puede ser reducido a la nada por medio de la muerte.
Juan desarrolla en el discurso del pan de vida una visión muy especial de la Eucaristía. El discurso de pan de vida es comprensible para nosotros solo si lo comparamos con otros textos que Juan relaciona con la Eucaristía. La boda de Cana es un texto Eucarístico. A partir de este texto, los santos padres han contemplado la Eucaristía como un banquete de bodas en el que Jesús, el esposo divino, se relaciona con nosotros. En el pasaje de la vid y los sarmientos, Jesús pone de manifiesto que significa permanecer en Él. Quien como el sarmiento, permanece en la vid, ese da fruto. No hay verdadera Eucaristía sin que se dé fruto, el fruto del amor Juan en el lugar en el que los sinópticos habla de la institución de la Eucaristía, coloca el lavatorio de los pies.
En efecto, también el lavatorio de los pies es una imagen de la Eucaristía. Porque en la Eucaristía crece el amor hasta el extremo. Ella nos purifica por medio de la Palabra y el amor que en su Carne y en su Sangre se hacen visibles para nosotros. En el lavatorio de pies no solo se realiza una purificación, sino también la curación de las heridas. En la Eucaristía podemos experimentar que somos purificados por Cristo, pues somos aceptados total y absolutamente, incluso con nuestros pies, que tocan la tierra y se ensucian a diario. Jesús, en la Eucaristía, se inclina ante nuestros pies para tocarnos precisamente donde nosotros no queremos aceptarnos y donde estamos heridos. El sana nuestras heridas poniendo en ellas toda atención, lleno de amor.
Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.
Canto.
Si tú no comes el Cuerpo del Hijo del hombre, y no bebes de su Sangre
Y bebes de su sangre no tendrás vida en ti.
Yo lo resucitare, yo lo resucitare, yo lo resucitare en el día final (2)
Yo soy la resurrección, yo soy la vida
En que crea en mí, aunque muriera, tendrá vida eterna.
Oremos a María Santísima
Santísima Virgen María madre de Jesús Eucaristía, que por amor ha querido quedar en ese pedacito de pan, para ayuda, fortaleza, alimento, salud de cada uno de nosotros, ora por nosotros para que valoremos la presencia de Jesús en ella.
1er. Misterio. La última escena que Juan relaciona con la Eucaristía es el almuerzo que el Resucitado comparte con sus discípulos junto al lago de Tiberiades.
Pidamos para que cada Eucaristía sea un encuentro con Jesús Resucitado.
2do.Misterio. La Eucaristía significa encuentro con el Resucitado. En la Eucaristía, el Resucitado pasa desde la otra orilla hacia nuestra gris mañana, hacia la noche de nuestro olvido y crea una atmosfera de amor y hogar.
Pidamos para que cada Eucaristía sea un encuentro con Jesús Resucitado.
3er. Misterio. El parte para nosotros no solo el pan, sino también el pescado. En la antigüedad, el pescado se concebía como el alimento del paraíso, como la comida de la inmortalidad.
Pidamos para que cada Eucaristía sea un encuentro con Jesús Resucitado.
4to. Misterio. En el discurso del pan de vida, Jesús habla de esto cuando dice que quien come su Carne y bebe su Sangre tiene vida eterna. En el almuerzo con el Resucitado, Juan nos relata el sentido de estas palabras.
Pidamos para que cada Eucaristía sea un encuentro con Jesús Resucitado.
5to. Misterio. Jesús nos da, en el pescado para compartir el alimento de la vida eterna, el alimente que nos permite participar de la vida divina, inmortal, imperecedera e incorruptible del Resucitado.
Pidamos para que cada Eucaristía sea un encuentro con Jesús Resucitado.
Recemos la Coronilla de la Misericordia De rodillas o de pie
Ofrezcámosla para que vivamos teniendo presente siempre la vida futura
Padre nuestro…Ave María… Credo…
En las cuentas grandes antes de cada decena.
Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti
Doxología final después de las cinco decenas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero
(3 Veces)
Permanezcamos en silencio unos momentos
Escuchemos lo que nos dice el Señor:
“El que come de este pan vivirá para siempre”
Reparemos el Corazón de Jesús
Que sufre por tanta indiferencia y por todos los sacrilegios cometidos a su
Presencia real en la Eucaristía, pidámosle nos permita acompañarlo este día
Para reparar su sufrimiento con nuestros actos de amor.
Repetimos 5 veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón.
Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero os amo y os adoro. Os pido
Perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.
Oremos todos unidos.
Somos muchos un solo pan, un solo cuerpo
Oh que misterio de amor y que símbolo de la unidad y que vinculo de la
Caridad. Quien quiere vivir sabe dónde está su vida y sabe de dónde le viene la vida.
Que se acerque y que crea y que se incorpore a este cuerpo,
Para que tenga participación en su vida.
No le horrorice la unión con los miembros y no sea un miembro podrido,
Que deba ser cortado, ni miembro deforme de quien el cuerpo se avergüence
Que sea bello, proporcionado y sano y que este unido al cuerpo para que
Viva de Dios para Dios y que trabaje ahora en la tierra para reinar
Después en el cielo.
Señor, que me embriague con la opulencia que hay en tu casa y dame de beber del torrente de tu delectación. En ti esta la fuente de la vida. No en el exterior,
Fuera de ti, sino dentro de ti mismo,
Ahí eta la fuente de la vida.
San Agustín.
Canto.
Si Señor yo creo que tu eres el Cristo, el Hijo de Dios
Que vino al mundo para salvarnos.
Yo lo resucitare, yo lo resucitare, yo lo resucitare en el día final (2)
¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!