Hambre y sed. El cristiano debe de estar siempre alerta ante las situaciones más comprometidas, y ver a través del ….
Parroquia de San Pío X
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Mt. 5,6
Los que tienen hambre y ser de justicia son los que desean ardientemente crecer de continuo en la divina gracia y en el ejercicio de las buenas obras.
Justicia en el contexto bíblico significa santidad. Se habla de hombres “justos”, como hombres santos. Así que el Señor nos está hablando del deseo de ser Santos, de tener hambre y sed de “santidad”.
El atropello de los derechos de los demás es un pecado. Y puede serlo también la defensa exagerada de los propios derechos. El cristiano debe de estar siempre alerta ante las situaciones más comprometidas, y ver a través del mandamiento del amor, pues ha de estar dispuesto a reaccionar amando, aún en la defensa de sus propios derechos; si esta defensa pisoteara el mandamiento del amor, no sería más que un nuevo atropello.
Jesús en su Sermón enseña la postura del cristiano en los momentos difíciles: el hambre y sed de justicia, que es la creación de una familia viviendo como hermanos en Cristo e hijos de Dios.
En este tiempo es frecuente darse cuenta de grandes injusticias que ocurren en nuestro mundo, unos cuantos ( Reyes, gobernantes, políticos, artistas…) gozando de grandes riquezas que llegan a ser tan ofensivas en su forma de vida, gastando el dinero en caprichos tan absurdos, cuando enormes cantidades de hombres muriendo de hambre por no tener ni siquiera lo básico para comer, para poder sobrevivir; tanta gente gozando de su libertad tocando hasta el libertinaje, cuando otras viven presas en sus países, hogares, cárceles, algunas víctimas de esclavitud, por falta de leyes que les protejan de sus derechos; gobiernos dedicados a hacer grandes construcciones, puentes, carreteras larguísimas para acortar distancias, cuando en sus propios países tanta gente sin viviendas contando solo con cartones y hules para cubrirse de las lluvias y muriendo arrastradas por las tormentas; grandes empresas que ganan millones y millones a costa de tantos trabajadores mal pagados y con sueldos tan raquíticos que apenas comen; empresas potencialmente tan contaminantes que son capaces de envenenar ríos, ríos que son el sostén de familias por su uso en riego para sembrar, para beber, para bañarse y que no hay nadie que los detenga pues pagan grandes cantidades de dinero al gobierno para seguir haciéndolo; tantos jóvenes arrancados de sus hogares para llevarlos a guerras absurdas buscando ideales que no benefician a nadie, mientras sus madres lloran su ausencia pues pareciera que a nadie le importa más que a su propia familia; tanta gente en el mundo viviendo tan feliz, disfrutando la vida, cuando a nuestro alrededor se asesinan a tantos niños inocentes víctimas de la ignorancia, del desamor de sus padres victimas del aborto, pero, hacen uso de su libertad, de su dignidad de ser mujer; tantas familias viviendo en un ambiente de violencia de abusos…. hombres sumergidos en las drogas lastimando a sus seres queridos… miles de gente asesinada…tantas y tantas injusticias mientras el mundo observa sin hacer nada.
Que el Hambre de unos se quite con la abundancia de otros. II Cor 8,14
Jesús había hablado de hambre y sed en otras ocasiones: “El que tenga sed, que venga a mí y beba” Jn 7,37; “ quien viene a mí ya no tendrá más hambre; y el que cree en mí, jamás tendrá sed” Jn 6, 35.
Cuando es Cristo la vivencia principal y el centro de nuestro existir, se puede miran de otra manera los propios derechos; a veces se defienden los derechos de los animales, se hace un alboroto porque se corto un árbol, pero muy pocos defienden la vida de las personas y su bienestar.
Cuando en nuestra vida colocamos a Cristo en el centro y como primer lugar en nuestra escala de valores, entonces se ve con mayor claridad la presencia de Cristo en nuestros hermanos.
Gastar la vida para construir el Reino de Dios en nosotros y en la humanidad entera, es el hambre y sed de justicia que nace del mandamiento del amor.
“Tuve hambre y me diste de comer” Mt 25,35
Oremos unidos a nuestro Padre para que nos de hambre y sed de justicia para ayudar a nuestros hermanos.
Oremos por todas las necesidades de la Iglesia en especial por: el Papa Benedicto XVI, Arz. José Guadalupe Martin Rabago. Obispo Juan Pallares, por todos los Sacerdotes del mundo en especial por: P. Eduardo Contreras, P. Mario García, P. Juan Manuel Fernández, P. Jorge Avalos, P. Chuy Salazar, P. Chuy Reyes, P. José López, P. Valentín Garibay, P. Joel Padrón González, Juan María Huerta Muro, por todos los Obispos, Cardenales, todas las órdenes religiosas, vocaciones sacerdotales, Misiones, Diáconos, todas las autoridades eclesiásticas, Ministros de la Sagrada Comunión, Servidores de la Iglesia, todos los ministerios de la Iglesia en especial por: ministerio de Música, Evangelización, catequesis, familia, Liturgia, Comunidad de comunidades, grupos de Oración, Celadores y Guardias del Sagrado Corazón de Jesús.
Oremos unidos por todos nuestros hermanos enfermos.
Oremos por todas las familias del mundo en especial todas aquellas que sufren debido a la falta de trabajo, debido a la violencia, todas aquellas que tienen un familiar enfermo, que tienen alguna adicción, todas aquellas que tienen familiares alejados de Dios.
Oremos por todas las pequeñas comunidades para que perseveremos en el amor al hermano.
Oremos por la paz en el mundo
Oremos por todas las necesidades de las personas que cuidan enfermos.
¡¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!!