Acto de Amor a Jesús Eucaristía.
Oh Jesús Salvador mío,
Esto sí que es un exceso de amor; el haberte encerrado en la Eucaristía.
No éramos ciertamente dignos que habitaras Tú en persona en nuestras Iglesias,
Ni de que vivieras dentro de nosotros.
Con una sola palabra podías actuar todas las gracias,
Todo aquello que actúas pos nosotros por medio de este admirable Sacramento.
Bastaba una imagen tuya o una cruz tuya para santificar el templo así como
Para exigir nuestras más humildes adoraciones; mas Tú estás aquí entre nosotros como Dios y hombre lleno de gloria, de gracia y de verdad.
¡Esto es, oh Verbo encarnado, el máximo de tus beneficios!
Haz que este amor excesivo, que has tenido por todos nosotros,
Y particularmente por mí, se imprima
Vivamente en nuestro corazón.
Inflama este corazón, purifícalo, bendícelo y llénalo de amor
En tu divina presencia, Tú, que eres una hoguera de amor capaz de hacer arder a todos los Ángeles y a todos los hombres cuales no pueden tener sus flamas sino de tu fuego.
Dios mío, yo te amo con todo el corazón, con toda mi alma, con todo mi espíritu,
Y con todas mis fuerzas; no tengo otro deseo que amarte. Tú eres el centro del verdadero amor y mi corazón está totalmente penetrado de la grandeza y excelencia de este beneficio.
Sí, Señor mío: yo no tengo más que un corazón y este es todo para ti.
Jesús mío , yo amo y adoro tu infinidad, divinidad, tu Santísima Humanidad, tu Cuerpo, tu Sangre, tu Alma y todo cuanto de sublime hay en este divino Sacramento.
¿Mas, oh Señor, quien puede amarte sin tu santa ayuda? De este pequeño trono, entonces, donde haz de tu fuego amoroso, cuando me veas frío en tu santo servicio.
Dios mío, yo te amo no solo por el bien que me haces, sino también por la gloria que recibes de tu misma humillación y por la alegría que experimentas por la salvación y por el progreso espiritual de aquellos que tienen la fortuna de visitarte y adorarte.
Jesús mío, bendíceme antes de que me aleje de este santo lugar, de donde no quisiera jamás irme para estar cerca de ti. Sin embargo, en cualquier lugar que me encuentre,
Mi alma exaltara acordándose de ti y exclamara con el Profeta Real: ¿Quién es igual a ti, Señor mío? ¿Quién como Tu?”