“LOS CUERPOS DE USTEDES SON MIEMBROS DE CRISTO”.
Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.
Y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros mediante su poder.
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? Y ¿había de tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de prostituta? ¡De ningún modo!
Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.
¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis?
¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Dios en vuestro cuerpo.
Biblia de Jerusalén/ se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México