“PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR”.
Consuelen, dice Yavé, tu Dios,
consuelen a mi pueblo.
Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón,
y díganle que su jornada ha terminado,
que ha sido pagada su culpa,
pues ha recibido de manos de Yavé
doble castigo por todos sus pecados.
Una voz clama:
“Abran el camino a Yavé en el desierto;
en la estepa tracen una senda para Dios;”
que todas las quebradas sean rellenadas
y todos los cerros y lomas sean rebajados;
que se aplanen las cuestas
y queden las colinas como un llano.
Porque aparecerá la gloria de Yavé
y todos los mortales a una verán
que Yavé fue el que habló.
Consuelen, dice Yavé, tu Dios,
consuelen a mi pueblo.
Sube a un alto cerro
tú que le llevas a Sión una buena nueva.
¡Haz resonar tu voz, grita sin miedo,
tú que llevas a Jerusalén la noticia!
Diles a las ciudades de Judá:
“¡Aquí está su Dios!”
Sí, aquí viene el Señor Yavé, el fuerte,
el que pega duro y se impone.
Trae todo lo que ganó con sus victorias,
delante de él van sus trofeos.
Como pastor, lleva a pastar a su rebaño,
y su brazo lo reúne
toma en brazos a los corderos,
y conduce a las paridas.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México