El ser agradecido habla mucho de quienes somos, por mínimo que sea el detalle es un gesto de humildad…
Parroquia de San Pío X
Los judíos decían al que acababa de ser curado:”Hoy es día sábado, y la ley no permite que lleves tu camilla a cuestas”. El les contestó: “El que me sano me dijo: Toma tu camilla y anda”. Le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te ha dicho: Toma tu camilla y anda? Pero el enfermo no sabía quién lo había sanado, pues Jesús había desaparecido entre la multitud reunida en aquel lugar. Más tarde Jesús se encontró con él en el templo y le dijo: “Ahora estas sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor”. El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado. Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacia tales curaciones en día sábado. Mt. 5,10-16
Jesús concluyó: “El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. Sepan, pues, que el Hijo del Hombre es también dueño del sábado. Mc.2,27
Jesús recuerda aquí, que las leyes más santas solo tienen una finalidad: la vida y la salvación de los hombres.
San Juan Crisóstomo: ¡Mira cuanto ardor y vigor de ánimo en el que ha sido curado! No dice: Si es delito: acusad al que me ha mandado, y pondré yo aquí la camilla. Sabía bien que no se dolían tanto de la violada majestad del sábado cuanto de haber él recobrado la salud a una señal de Cristo, por lo que no la quiso esconder ni pedir perdón, al contrario, en voz alta y clara proclamó el beneficio. Lo encontró Jesús en el templo. Observa que el curado no corre a las diversiones, no se lanza a los placeres o a la vana y desordenada alegría, sino que conversa en el templo y esto es argumento de exquisita religiosidad.
La Sagrada Escritura, nos enseña como después de haber recibido no solo la salud del alma, con el perdón de los pecados, sino también la salud del cuerpo, Jesús encuentra a este hombre en el templo, dando testimonio del favor recibido. Esta misma reacción de júbilo, de ardor, y de ánimo, lo tenemos todos aquellos que hemos tenido un encuentro con Cristo de ojos abiertos y corazón palpitante (kerigmatico), pero la realidad es que pocos regresamos a dar gracias y con mucha frecuencia y con gran facilidad lo olvidamos y jamás volvemos, no nos damos la oportunidad de perseverar, de conocer más afondo a Cristo, todo viene a ser solo momentáneo, pues es más atractivo lo que me ofrece el mundo material que el espiritual.
Así ocurre también con los creyentes que por una enfermedad, o alguna necesidad acudimos buscando la ayuda de Dios, le pedimos, suplicamos, hacemos promesas de cambio, de sacrificios, en pocas palabras a Dios le bajamos el sol, la luna y las estrellas con tal de recibir el favor. Una vez recibida la gracia tan ansiada, olvidamos todo aquellos y ni siquiera regresamos a dar las gracias.
Nuestro comportamiento es muy semejante a los hijos que tan ingratos después de haber recibido de nuestros padres tanto, como: cuidados, ayuda económica para sustentar nuestros gastos de estudios…al final solo reciben desprecios, olvido, falta de cariño, ingratitudes, pues, ya no los necesitamos, creemos que podemos comernos el mundo entero, perdemos el piso, pensando que por nosotros mismos todo lo podemos, somos autosuficientes, no necesitamos de nadie.
Los padres siempre tienen la esperanza de que el hijo, recapacitara y volverá cambiado, pero eso pocas veces sucede sino hasta que nuevamente tenemos problemas y necesidad de ellos, y a veces es solo para llevarles a los nietos o más problemas.
La actitud de un padre es siempre de espera, de amor, de comprensión, de paciencia, de perdón…así sucede también con nuestro Padre Celestial siempre en la espera de aquel hijo y que algún día regresara, y sin reproches lo aceptara de nuevo, lo importante es que regrese.
Quizás a nosotros se nos olviden las promesas que hacemos, pero a Dios no se le olvidan, el saber agradecer es una señal de mi madurez en la vida y en mi oración.
Ser agradecido habla mucho de quienes somos, habla del valor que damos a todo lo que recibimos de Dios, de nuestros padres, amigos… ser agradecido es un gesto de humildad, de lealtad, de amor.
No importa por lo que estemos pasando seamos agradecido, de todo lo bueno como de lo que no nos agrada como puede ser una enfermedad, falta de trabajo,… pues de ello también aprendemos, maduramos; no hay mal que por bien no venga. Dios sabe sacar provecho de todo.
Meditemos en nuestro interior, cuantas promesas he ofrecido a Dios, a mis Padres …. y que he dejado de cumplir…
No olvidemos dar gracias a Dios por todos los beneficios recibidos.
Quitaron pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos y dijo: “Padre, te doy gracias por haberme escuchado…Jn. 11,41
Supliquemos a nuestro Padre nos de la gracia de ser agradecidos, y nos ayude a perseverar en la oración de intercesión.
Oremos a nuestro Padre, por todas aquellas personas que sufren hambre en todo el mundo, muy en especial por todos los de Somalia, que sufre en estos momentos de hambruna; por nuestros hermanos de colima, Jalisco,… que sufren debido al huracán, para que suscite corazones generosos en este mes de las misiones.
Oremos a nuestro Padre, para que suscite más vocaciones sacerdotales, religiosas…
¡Unidos en la Eucaristía!