“¿QUIÉN ME LIBRARÁ DE ÉSTE CUERPO, ESCLAVO DE LA MUERTE?.
No soy yo quien obra el mal, sino el pecado que habita en mí. Bien sé que el bien no habita en mí, quiero decir, en mi carne.
Puedo querer hacer el bien, pero hacerlo, no.
De hecho no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.
Por lo tanto, si hago lo que no quiero, eso ya no es obra mía sino del pecado que habita en mí.
Ahí me encuentro con una ley: cuando quiero hacer el bien, el mal se me adelanta.
En mí el hombre interior se siente muy de acuerdo con la Ley de Dios,
pero advierto en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi espíritu, y paso a ser esclavo de esa ley del pecado que está en mis miembros.
¡Infeliz de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, o de esta muerte?
¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo, nuestro Señor!
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México