Himno a San Felipe Neri
¡Santo Patrón, Felipe! en este suelo se nuestro protector. Haznos volar del oratorio al cielo salvados por tu amor.
Triste es vivir en tierra transitoria, tienda fugaz del mísero mortal; el corazón alcemos a la gloria buscando allá la vida celestial.
Si de Jesús, amáis la compañía, os la dará la mística oración, el buen Jesús se inclina noche si día, al pecador que implora su perdón.
Pobres, venid lanzaos a mis brazos; así al morir me esperen los de Dios; dice Jesús, amigo, tus brazos contando va un angel de ti en pos.
Engañador el mundo nos convida a deshojar las flores del placer. Hagamos de él; la dicha apetecida tan solo Dios la puede conceder.
¡Dulce Patrón! los Santos Sacramentos son el sonten del pobre viador, de Pedro y Juan, dadme los sentimientos, al confesar y recibir mi amor.
De gran virtud el Oratorio es madre ¡en su mansión cuan dulce es habitar! Dígnate ser Felipe, mi buen Padre, yo junto a ti al cielo he de volar.
Lleno de amor abierto el pecho dejas, por no caber tu corazón en él. Hijos, entrad-decís- cual las abejas, y gastareis de amor la dulce miel.
Yo quiero entrar para salir cual llama a enardecer a todos con ardor, ¿Al buen Jesús no ayudara quien le ama, y viendo perder a tanto pecador?
Madre de Dios, del Oratorio guía, cuídale bien y riega su raíz, y brotaran cual flores ¡Oh María! Almas sin fin a la mansión feliz.