Eran cien Ovejas. Canto
Eran cien ovejas que había en el rebaño, Eran cien ovejas que el pastor cuidó; Pero una tarde, al contarlas todas, Le faltaba una, le faltaba una, y triste lloró.
Las noventa y nueve dejó en el aprisco, Y por las montañas a buscarla fue; La encontró gimiendo, temblando de frío, Curo sus heridas, la tomo en sus brazos y al Redil volvió.
Esta misma historia vuelve a repetirse: Todavía hay ovejas que extraviadas van, que van caminando, sin Dios, sin consuelo, quedando en tinieblas, porque aún no tienen de Cristo la Luz.
Yo era esa oveja, que andaba perdida lejos de mi Cristo; lejos de Jesús, pero un día el maestro me tendió sus manos ungió mis heridas y al redil volví.
un buen pastor nunca abandona a al gun miembro de su grupo, pues es aquel que cuida y protege a cada una de ellas porque al cuidarlas se siente bien acompañado y se protege a si mismo