Ámense como yo los he amado.
Parroquia de San Pío X
Cuando Judas salió, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él. Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificara muy pronto. Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: donde Yo voy, ustedes no pueden venir.
Les doy un mandamiento nuevo, que se amen los unos a los otros como Yo los he amado. En esto reconocerán todos que son mis discípulos: en que se aman unos a otros”. Jn. 13, 31-35
San Agustín: Porque el mandamiento del amor se llama nuevo? ¿No estaba mandado en la antigua ley: amaras a tu prójimo como a ti mismo?¿En qué consiste, pues, la novedad? no todo amor renueva al hombre, sino el amor espiritual que es distinto al carnal; este amor no toca los sentidos, y renueva, esto es, dilata, refuerza, eleva, hace soberanamente libre al corazón. Que es ámense unos a otros como yo los he amado. ¿Qué cosa ha amado Jesús en nosotros, sino a Dios? No a Dios que nosotros poseemos, sino a Dios que El desea ver en nosotros… Amémonos pues, así, los unos a los otros, como imágenes de Dios y templos del Espíritu Santo, nunca por otros motivos.
Ámense como Yo los he amado
La novedad del mandamiento consiste en Amar, como Cristo amo, Cristo es el Hijo de Dios Amor, que se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado, padeció hambre, tuvo que trabajar, el conoce muy bien las necesidades del hombre, y de sus sufrimientos. Cristo amo no para agradar a alguien, o para que supieran que amaba, Él ama de verdad, aún cuando amando más sea menos amado; Ama tanto al hombre que se entrego por amor a él.
Amar como Cristo sólo es posible transformándose en él, y esto exige dialogo constante con el Padre, una lucha diaria en vivir según sus mandamientos, vivir según su pensar, seguir su ejemplo. La señal del cristiano es ser un hombre disponible para el amor como Cristo, no solo amar a los cristianos, a mi familia, a los que me agradan; no solo amor de protección o fraternal, sino amar a todos.
El distintivo del Cristiano es el amor.
Amar es reconocer en mi prójimo, cualquiera que sea su raza, forma de vida, cultura, religión, grupo al que pertenezca, estatus social, modo de pensar,… la presencia de Dios en su corazón, si ya he reconocido que Dios es el único y verdadero creador de todo cuanto existe debo reconocer que todos somos hijos de Dios.
Amar como Cristo sólo es posible cuando se vive en él y él en nosotros.
Amar significa desprenderse del egoísmo de querer ser el único, privando a otros hermanos, que también crezcan en el amor, en el servicio, desprenderse de la soberbia de creer que sólo yo lo sé todo y nada tengo que aprender de los demás, también significa ser obediente a los mandatos de Jesús y de nuestros superiores, ser humildes, sencillos, amables, tolerantes, pacientes con todos, no solo con los que me conviene, así como saber perdonar…y entonces iremos en el camino del amor.
El amor construye la Unidad
El Amor de Dios, no se puede comparar con ningún amor, su amor me hace libre y pleno para amar, es la inspiración para todo servicio, y la fuente de este Amor está en la Eucaristía.
Corresponde a su Amor tratando de imitarlo
En esto los conocerán que son mis discípulos en que se aman unos a otros: tratemos de imitar a Jesús dando una sonrisa o un trato amable a toda aquella persona que se acerque a nosotros; si algún día fallaste, no te preocupes sigue intentando.
Oremos para que nuestro amor a Cristo se vea reflejado siempre en el trato diario hacia todos nuestros hermanos.
¡Unidos en la Eucaristía!