Que Dios se pare y sus enemigos se dispersen, que huyan ante él los que lo odian.
Como humo al viento, así tú los disipas, como cera en el fuego se deshacen.
En presencia de Dios los malos perecen, mientras que los justos se regocijan, y ante Dios saltan y gritan de alegría.
Canten a Dios y toquen a su Nombre, abran camino al que cabalga en las nubes, alégrense en Dios y bailen ante él.
Padre del huérfano, defensor de las viudas, ese es Dios en su santa morada.
Al solitario le da el calor de hogar, deja libre al preso encadenado, a los rebeldes los deja en calabozos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México