Un importante desafío para la Iglesia, generar seguimiento después del anuncio de la buena nueva.
Genaro Valdivia.
Es eminente que las parroquias de las arquidiócesis han asumido ya conscientemente su papel en la misión continental, evangelizar, evangelizar; en la mayoría de los templos que conforman una parroquia se encuentran lonas alusivas a la misión continental, a la campaña de la pastoral social, la beatificación de Juan Pablo II, el año de los sacramentos, de verdad, da gusto llegar al modesto templo en construcción y ver que se está trabajando como parroquia renovada.
Actualmente se están capacitando a los EPPSO´s caritas. Se han generado varios horarios para que puedan asistirá su capacitación, y se debe de mencionar que la respuesta ha sido positiva, bastantes participantes como postulantes para formar los equipos parroquiales, en una campaña que está a punto de terminar en este mes de junio, pero que de corazón pedimos a nuestro Padre que no se olvide y este termino de campaña sea el inicio de una nueva forma de vivir el amor de Dios.
Concluyó la reunión general de equipos evangelizadores de la arquidiócesis sobre el kerigma; inquietudes y cuestiones sobre el manejo del anuncio fue lo que ocupo la mayor parte de la asamblea, en donde se pudo definir y palpar que se necesita trabajar integralmente en los equipos, llegar a acuerdos generales en el uso de manuales y sistemas para el anuncio del kerigma.
Basado entonces en los tres aspectos mencionados que influyen directamente en la vida de la Iglesia mexicana, es necesario levantar una voz de alerta, ante los seguimientos y formaciones de los cristianos católicos que exigen un acompañamiento de la fe por parte de la Iglesia y que además es de súper urgencia debido al pobre papel que la mayor parte de los católicos juegan dentro de la Iglesia, aparentemente no se ve que existan ya esos sistemas de seguimiento de la fe, pues los que ya están en circulación algo raro a sucedido con ellos; el anuncio del kerigma es un despertar a la fe, una campana que cimbra a todo el ser y que al encontrarse con Cristo es necesario su seguimiento y posteriormente su formación.
Los equipos evangelizadores planearon un seguimiento después de su primer anuncio con el sistema de los primeros pasos de la comunidad de San Juan bautista, seguimiento uno y dos, seguimiento tres y cuatro y seguimiento cinco y seis, sin embargo al no tener una estructura de ese seguimiento estos talleres de crecimiento llegan demasiado tarde y que poco se llevan a cabo dentro de una realidad, luego algunas comunidades trataron de llevar el seguimiento del Padre Alfonso Navarro Castellanos con sus variados seguimientos, pero al no ser general para todas las comunidades, unas llevaban un folleto, otras no y cada quién por su lado trabaja; más tarde se intentó llevar los manuales de la comisión episcopal de evangelización y catequesis con el ¿maestro donde vives? Y la misma situación se obtuvo: ¡nada!, estos manuales en algunos casos rebasaron el nivel de conocimiento de los integrantes de la las comunidades que sólo lo leían y ya, ¿entendieron? siiii, dichos manuales integran una catequesis que debe de ser tomada ya de forma formal dentro de una aula de enseñanza, donde se estudie correctamente y sistemáticamente.
Ante este planteamiento se levanta un desafío: generar los mecanismos de un seguimiento adecuado: se necesita alimento adecuado para aquel que es despertado en su fe, para aquellos evangelizadores que con un manual del perfil del discípulo misionero quieren capacitados para su labor, para aquellos evangelizadores que en su mayoría no están formados para formar a otros, ante está urgencia, se necesita ponerse a trabajar y llegar a consensos que van más allá de simples estructuras que detienen el crecimiento y fe de los cristianos católicos que claman desde su interior una respuesta más firme en su seguimiento, pues la misma fe los ha rebasado y se quedan como aquellos estudiantes de primaria que van a presentar un examen de profesional, asustados ante aquel formulario que los quiere reprobar, sabemos de la capacidad de muchos hombres y mujeres laicos, el papel es fundamental y también de su limitación ante una jerarquía eclesial, más si el interés es mutuo seguramente se resolverán los problemas y brotaran los proyectos y planes necesarios para tener la estructura de seguimiento y formación del cristiano católico.
