Padre, me pongo en tus manos,
haz de mí lo que quieras,
sea lo que fuere, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,
con tal de que tu voluntad se cumpla en mí
y en toda las criaturas.
No deseo nada más, Padre. Te confío mi alma,
te la doy con todo el amor que soy capaz,
porque te amo.
Y necesito darme sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi Padre.
(Ch. Foulcauld).
Toma, Señor y Recibe
Toma, Señor y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad.
Todo lo que tengo y poseo.
Tú me lo diste, a ti, Señor, lo devulvo.
Todo es tuyo.
Dispón a tu voluntad.
Dame tu amor y gracia, que ésta me baste.
( San Ignacio de Loyola).
Hermosa oracion para acompañar un agonizante