Padre Santo: mira nuestra humanidad,
que da los primeros pasos en el camino des tercer milenio.
Su vida sigue marcada fuertemente todavía por el odio,
la violencia, la opresión,
pero el hambre de justicia, de verdad y de gracia,
encuentra espacio en el corazón de tantos,
que esperan la salvación, llevada a cabo por Ti,
por medio de tu Hijo Jesús.
Necesitamos mensajeros animosos del Evangelio,
siervos generosos de la humanidad sufriente.
Envía a tu Iglesia, te rogamos , presbíteros santos,
que santifiquen a tu pueblo
con los instrumentos de tu gracia.
Envía numerosos consagrados
que muestren tu santidad en medio del mundo.
Envía a tu viña, santos operarios
que trabajen con el ardor de la caridad
y movidos por tu Espíritu Santo,
lleven la salvación de Cristo
hasta los últimos confines de la tierra. Amén.