Vengan, volvamos a Yavé; pues si él nos lesionó, él nos sanará; si él nos hirió, él vendará nuestras heridas.
Dentro de poco nos dará la vida, al tercer día nos levantará y viviremos en su presencia.
Empeñémonos en conocer a Yavé. Su venida es tan cierta como la de la aurora, y su intervención, tan repentina como la llegada del día. Llegará como la lluvia, como el aguacero que riega la tierra.
¿Qué he de hacer contigo, Efraím? ¿Cómo he de tratarte, Judá? El cariño que me tienen es como una nube matinal, como el rocío que sólo dura algunas horas.
Por eso, les envié profetas para desarraigarlos, y de mi propia boca salió su sentencia de muerte.
Porque me gusta más el amor que los sacrificios, y el conocimiento de Dios, más que víctimas consumidas por el fuego.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México