No nos tengas rencor por faltas de nuestros padres, que tu misericordia corra a nuestro encuentro, pues ya no podemos más.
Ayúdanos, oh Dios, salvador nuestro, en atención a la gloria de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados en honor a tu nombre.
¿Quieres que digan los paganos: “¿Dónde está su Dios?”
Que bajo nuestros ojos conozcan los paganos cómo cobras venganza de la sangre derramada de tus siervos.
Que hasta ti llegue la queja del prisionero; con tu potente brazo salva a los condenados a muerte.
Y nosotros, tu pueblo, el rebaño de tu redil, te daremos gracias para siempre; de edad en edad diremos tu alabanza.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México