Mas tú quieres rectitud de corazón,
y me enseñas en secreto lo que es sabio.
Rocíame con agua, y quedaré limpio;
lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Haz que sienta otra vez júbilo y gozo
y que bailen los huesos que moliste.
Aparta tu semblante de mis faltas,
borra en mí todo rastro de malicia.
Crea en mí, oh Dios, un corazón puro,
renueva en mi interior un firme espíritu.
No me rechaces lejos de tu rostro
ni me retires tu espíritu santo.
Un sacrificio no te gustaría,
ni querrás si te ofrezco, un holocausto.
Mi espíritu quebrantado a Dios ofreceré,
pues no desdeñas a un corazón contrito.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México