Lectio Divina, “Ustedes son la sal de la tierra… y la luz del mundo”. Padre Toribio Tapía.

Lectio Divina, “Ustedes son la sal de la tierra… y la luz del mundo”. Padre Toribio Tapía.

Lectio Divina, “Ustedes son la sal de la tierra… y la luz del mundo”

Domingo 5º del Tiempo Ordinario
Mateo 5,13-16

1. Lectura

¿Cómo empiezan los vv. 13 y 14? ¿Quiénes son esos “ustedes”? Para descubrirlo leamos Mt 4,25 y 5,1-2 ¿se refiere sólo a los discípulos? ¿A quiénes también?

¿Sirve una sal sin sabor salado? ¿Puede ocultarse una ciudad que está en la punta de un cerro? ¿Es correcto que una lámpara se encienda para colocarse debajo de un cajón? La frase de la sal también la trae Mc 9,50 y Lc 14,34-35 ¿en qué insisten ellos? ¿Sirve para comprender mejor un posible significado de nuestro evangelio?

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La luz no sólo ilumina, sobre todo orienta. En lo que se afirma en el v. 13 (“ustedes son la sal de la tierra…”) la fuerza está precisamente en que la sal no es para sí, sino para ser condimento de la comida, podríamos convencernos de que una persona o comunidad sólo puede ser punto de referencia orientadora si no vive para sí, si va más allá de sí misma. Ahora bien, al colocar el evangelista el texto de la sal y de la luz (5, 13-16) inmediatamente después de las bienaventuranzas, precisa el modo principal de ser referencia. Desde esta perspectiva la comunidad eclesial y cada discípulo de Jesús crece en su capacidad de orientar en la medida en que encarna las bienaventuranzas, entendidas éstas no como un programa individual para sentirse bien, sino como el proyecto de vida que evidencia la gran verdad de todo el evangelio: que la única manera de hacer presente en la historia que Dios es Padre es construyendo entre nosotros, sus hijos, la fraternidad (cf. 5,16; 6,7-15).

El evangelio garantiza algo muy alentador: una vez que el testimonio es sólido nadie lo puede derrumbar; ni siquiera quien lo da puede ocultarlo (“No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte”, v. 14). Por el contrario el exhibicionismo, esa actitud errónea de hacer las cosas para ser vistos o para parecer buenos (6,1-18) acaba teniendo su propio alcance: la caducidad inmediata y la autosatisfacción absurda. Más aún, el evangelio de Mateo deja claro que ni la persecución y la muerte del enviado acaban con el testimonio (10,28-31).

A la esperanza alentadora de que la luz no puede ser apagada el evangelio agrega una responsabilidad: “Tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo de un recipiente” (v. 15). A primera vista podríamos pensar que el testimonio es para mostrarlo; es decir, que la finalidad del testimonio es que sea visto. Sin embargo caeríamos en una trampa que Jesús señala con mucha claridad: “Todas sus obras (los escribas y fariseos) las hacen para ser vistos por los hombres” (23, 5). Pero el testimonio sólo es auténtico si alumbra, es decir, si orienta “a todos los de la casa” (v. 16). Podríamos decir entonces que la finalidad inmediata y más importante del comportamiento del discípulo misionero está en la edificación de la comunidad humana, en que realmente sirva para que otros construyan una auténtica comunidad de hermanos.

El protagonismo del testimonio lo tiene el actuar de la persona y el reconocimiento del Padre: “para que vean sus buenas obras y alaben a su Padre que está en los cielos” (v. 16). Una vez que el evangelio ha señalado el modo de testimoniar aclara la finalidad. Pero las buenas obras no refieren cualquier comportamiento; son la práctica de las bienaventuranzas y, quizás en sentido amplio, todo el sermón del monte (5,1-7,27). Es importante el que actúa pero sobre todo sus obras; las obras buenas van más allá de quien las hace. Sólo cuando el protagonismo es el comportamiento coherente y no el sujeto se puede hablar de un auténtico alcance misionero del testimonio. Pero la simple constatación del testimonio expresado en las buenas obras no es suficiente; se hace necesario que el comportamiento conduzca a dar gloria al Padre, que con mucha seguridad consiste en construir la urgente e irrenunciable tarea de la fraternidad (6,7-15).

2. Meditación

¿En qué nos ha hecho reflexionar este evangelio con relación al testimonio cristiano?

De acuerdo al texto del evangelio de Mateo que hemos leído y reflexionado ¿qué no le debe faltar a nuestros comportamientos para que realmente sean testimonio?

¿En qué nos ha alentado este evangelio al darnos la seguridad de que cuando el testimonio es sólido nadie lo puede derrumbar, ni siquiera la muerte?

Según el evangelio de Mateo ¿es adecuado el exhibicionismo, es decir, hacer las cosas sólo para ser vistos o aparecer como gente buena?

¿Qué es más importante: hacer el bien o que sepan quién lo hizo? Meditemos un momento.

¿En qué más me ha hecho reflexionar este evangelio?

3. Oración

Agradezcamos a Dios el testimonio verdadero de muchas personas que han ido apareciendo a lo largo de nuestra vida (papás, hermanos, vecinos, sacerdotes, obispos, religiosas, religiosos, compañeros de trabajo, familiares…).

Pidámosle perdón por las ocasiones en que hemos hecho algo sólo con la intención de que nos reconozcan y consideren como gente buena.

Agradezcámosle que el auténtico testimonio permanezca, aún después de la muerte de las personas.

Roguémosle que nos perdone cuando hemos actuado sólo si vamos a ser reconocidos o si vamos a poder ver los resultados.

Hagamos, en un ambiente de oración, una pequeña lista de lo que no le debería faltar a nuestro comportamiento para que realmente sea un testimonio cristiano.

4. Contemplación – acción

Analicemos la raíz de los principales problemas de nuestra colonia, parroquia, grupo o movimiento, familia, lugar de trabajo ¿Qué tipo de testimonio es urgente de parte nuestra?

¿Qué defectos o complejos tendríamos que superar para no ser exhibicionistas con nuestro comportamiento?

Recordemos algún comportamiento testimonial de alguien que, aunque ya murió, sigue sirviéndonos de luz en nuestro caminar. Hagamos el propósito de no olvidarlo.

¿Qué defectos o complejos tendríamos que superar para no actuar sólo para ser vistos?

¿Qué deberíamos modificar en nuestra manera de pensar o de actuar para que nuestra principal preocupación no sea actuar para ser reconocidos sino sencillamente edificar la comunidad?

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