Todo el mundo tenía un mismo idioma y usaba las mismas expresiones.
Pero al emigrar los hombres desde Oriente, encontraron una llanura en la región de Sinear, y se establecieron allí.
Entonces se dijeron unos a otros: “Vamos a hacer ladrillos y cocerlos al fuego. El ladrillo reemplazó la piedra y el alquitrán les sirvió de mezcla.
Después dijeron: “Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. Así nos haremos famosos, y no nos dispersaremos por todo el mundo.
Yavé bajó para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando,
y dijo Yavé: “Veo que todos forman un solo pueblo y tienen una misma lengua. Si esto va adelante, nada les impedirá desde ahora que consigan todo lo que se propongan.
Pues bien, bajemos y confundamos ahí mismo su lengua, de modo que no se entiendan los unos a los otros.
Así Yavé los dispersó sobre la superficie de la tierra, y dejaron de construir la ciudad.
Por eso se la llamó Babel, porque allí Yavé confundió el lenguaje de todos los habitantes de la tierra, y desde allí los dispersó Yavé por toda la tierra.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México