La sagrada escritura, instruye con calidad la pastoral social, que bueno que te acuerdas de mi.
Por Juan Revilla.
Sigue viento empopa el programa de la campaña de la pastoral social y CODIPAS distribuye folletos en todas las parroquias de la arquidiócesis a los feligreses para informar, educar e impulsar la campaña, en estos folletos se educa de manera importante sobre que es la pastoral social, además de promover el documento “Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”, tocando unos puntos interesantes que de antemano ya son del saber público y que se refieren al crimen organizado como lo son: el secuestro, la piratería, trata de blancas narcotráfico etc.
La intención de seguir sensibilizando la Iglesia al pueblo creyente es para que se cumpla en nosotros la misma palabra de Dios: “Quién me ama cumplirá mis mandamientos”; esta semana en el ministerio de evangelización de la parroquia de San Pío X, se llevo a cabo una sesión de lectio divina como formación para los predicadores, es importante recalcar que se toco un pasaje bello, pero profundo en su contexto la cita de Filipenses 4, 10-14, yo me enfoco a un solo verso que interpela al universo entero dicho tan sabiamente por Pablo: Fil 4:10 Grande fue mi gozo en el Señor desde que vi que habéis reavivado vuestro afecto por mí.
“Vi que habéis reavivado vuestro afecto por mi”, ¡vaya que la pastoral social es como un gancho al hígado!, golpea tan duro que el dolor hace que se doble un boxeador y pierda por abandono de combate; ¿a cuántos hemos olvidado nosotros?, desde la primaria que ya se tienen más conciencia los compañeros van y vienen, ¿a cuántos hermanos de la secundaría dejamos olvidados?, ¿a cuántos hermanos en la prepa?, ¿cuántos hermanos en el trabajo?, ¿a cuántos amigos a quién le decimos amigo? y qué decir de la naturaleza ella clama: “que bien que te acordaste de mi”, pues si olvidamos a quién por un periodo de tiempo compartimos ¿qué será a los que los ves una sola vez y los ves en condiciones tan adversas, pero mi muro que hay entre ellos y yo no nos deja verlo cual es, “mi hermano” y ¿qué hermano de sangre no se le remueven las entrañas al ver el dolor, el hambre el frío, el pecado en el que vive?, el material tan duro que casi parece de acero que rodea el corazón para no dejar sentir absolutamente el dolor humano, dicen que la piedra en un riñón bombardeándola se desase, quiere decir que la roca puede sentir más rápido que el acero que rodea nuestro corazón, dentro de los grupos apostólicos se reúnen para servir a un grupo o una comunidad o un territorio parroquial, ¡y qué bueno que lo hagan!, Dios lo va a agradecer más, pero entre ellos no hay un calor de hermandad, hasta que llegue el mes y volvernos a ver: “qué bueno que te acordaste de mi”.
Con un solo verso Dios en su sagrada escritura nos hace ver que lejos estamos de cumplir su plan de vida, todos andamos preocupados por lo nuestro que lo del hermano ocupa el último sitio de prioridad, la palabra de Dios vuelve a instruir con calidad, la pastoral social no es un juego ya lo hemos visto, es un estilo de vida y cultura, un estilo de vida que va a permitir que se reflejen en los hombres cual espejo las virtudes infusas humanas (cardinales), en primer lugar y cómo primera virtud “la justicia”, pues por justicia en mi corazón debo de cumplir: “amansen los unos a los otros” sin cumplir la justicia la caridad no existiría, vale más pensar en los otros, pues otros a la vez están pensando en uno; quizá alguno piensen: ya párenle con el hermano y el hermano si él está así es porque no trabaja, no estudia, no se pone las pilas, prefiere andar pidiendo en la calle, lavando autos, pintando arbolitos, parándose de manos, estar en las esquina con sus cuates, le gusta más la droga que ayudar a su padre, que los adultos atiendan a sus ancianos para que los echan a un asilo etc. etc. ¿Saben que yo trabajo hasta 14 horas que por eso tengo?, ¿Uds. Saben lo que yo he sacrificado por mi casa?, ¿cuánto me tuve que ahorrar para mi carrito y ahora vienes que le dé al hermano?
Los sentimientos de Dios en nosotros es de bien común, nada es tuyo, sólo administras y creas bienestar para los demás, quizá este concepto no se comprenda, a fin de cuenta ¿que son los bienes?, ¡nada!, los tienes hoy mañana parte sin nada, toda una vida para vivir bien y en la memoria del pueblo de Dios sólo quedó la imagen de hombre, tacaño, ventajoso, malvado, criticón, prepotente, materialista; a fin de cuentas: ¿qué cuentas vamos a entregar?, “querido hijo tus obras dicen que fuiste una persona egoísta que sólo pensó en él como prioridad”, tus obras dicen que te sentías superior a tus hermanos, la soberbia la transpirabas por los poros que incluso llegaste aplastar a tu esposo y esposa que tuvo mejores ideas y alternativas para ser feliz, oh hijo mío dicen tus obras que todo lo podías hacer, te alababas de todo lo logrado, Yo como Padre Dios no te di nada y que tu inteligencia te ha sacado a flote, una vanagloria que sólo te das tu, una vanagloria en tus actos, pero la tristeza que me da es que tus obras dicen que tu no necesitas de nadie para vivir, no necesitas de nadie para trabajar, no necesitas de nadie para aprender, tu autosuficiencia no ha dejado que las rodillas se doblen ante mí, por eso mi siervo Pablo dice “grande fue mi gozo porque te acordaste de mi”, a ese punto te has enajenado, olvidar a quién desde siempre pensó en ti.
Amigos, hermanos, cierto es que todas las cosas son un medio que Dios ha procurado para su bien, ¿pero de que sirven si esos bienes no trascienden?, un reto que se le hace al corazón “acuérdate de tu hermano”, “acuérdate de aquel de quién te has retirado”, “acuérdate de tus virtudes que tienes que reflejar de Dios”, la tarea es recordar a esos hermanos, quizá alguno te necesite, le hará bien verte, le harás recordar una bella etapa de su vida cuando se sentía feliz, acuérdate de Dios, acuérdate del sacerdote, ¡vaya expresión de San Pablo”, cuando sólo se colmo su ser de alegría por ser recordado por sus hermanos de Filipo estando en la cárcel, acordémonos de la misma naturaleza que hoy nos hace pagar las consecuencias, acordémonos de aquellos hermanos olvidados en el ministerio porque decidieron partir a otra parroquia, a los de comunidades, a los de mi colonia etc. que nuestra memoria recuerde para ir al hermano olvidado.