La predicación de la semana tiene: La luz que ilumina las tinieblas nos ha nacido.
Nada es capaz de sofocarla, de taparla, de apagarla, sin embargo de negarla sí, pues hay hombres y mujeres que preferimos vivir en la obscuridad, la estrella de Belén iluminó a los sabios de oriente para que no perdiesen el camino, pero la luz da plenitud a todos los hombres, pues para eso vino a dar luz y sentido a la vida del hombre.
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Descripción: Aunque querramos taparla, ocultarla, apagarla la luz sigue brillando.
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Por Juan Revilla.
Uno de los canticos más bellos es el de Zacarías cfr. Lc 1, 68-79, a lo largo de la liturgia de las horas de los fieles y del pueblo, todo el año se entona junto con el salmo 94, no dejando de alabar y glorificar la grandeza de Jesús. ¿Por qué se celebra la navidad?, ¿por qué esperamos de nuevo la venida del mesías? Se expresa el evangelista Juan en 1, 5: “La luz resplandece en la obscuridad y la obscuridad no pudo sofocarla”, unas palabras que contiene el versículo con un profundo significado para el creyente, para el cristiano , pero a la vez, la gran interpelación para aquel que dentro de su vida, Dios no forma parte importante sino un complemento nada más; el mundo refleja una vida obscura, sumido en tinieblas, tinieblas que han invadido todo ámbito y aquel que quiera salir de esas tinieblas va a ser perseguido, será un indeseable, será un antiguo y pudoroso que es un peligro para el mundo, quizá por ello se pierda la importancia de este 25 de diciembre; es muy hermoso ver en los mercados y tinaguis a los hermanos en busca de un vestido para vestir al niño Dios y acostarlo, arrullarlo por la noche del 24, con una gran posada y un gran convivio familiar donde habrá comida, bebidas y música y esto no está mal, pues une a la familia que pocas veces se reúne durante el año por las múltiples tareas y actividades que tienen cada uno, sin embargo en ese correr y trabajar no nos hemos dado cuenta que nuestra visión a disminuido, las cosas ya no las vemos con la misma nitidez que antes, bueno puede ser que esté perdiendo la vista pues ya soy algo mayor; comúnmente la gente cuando siente que ya no ve, que batalla para enfocar algún objeto, que las letras de un libro o revista ya no las puede leer va al oftalmólogo, esté revisa su estado físico de sus ojos y determina la causa de su problema y si es conveniente para él le recetará lentes y es obvio que verá mejor, pero que pasa con aquel hermano que no se ha dado cuenta de que ve menos, el cuerpo es una maravilla y se ajusta automáticamente a las deficiencias, sin embargo una bruma, neblina cubre sutilmente la visión de sus ojos, eso es lo que ha sucedido con el mundo y con nosotros, nos hemos acostumbrado a vivir en la obscuridad.
El mundo de hoy es obscuro y tenebroso para muchos hermanos, porque en él se refleja la más cruel de las realidades, con una terrible desigualdad entre los hombres, con una tremenda ignorancia, con una carente vida espiritual, con una vida inútil para muchos hermanos, con sufrimiento causado por la más infame de las injusticias y la sofocante carencia de caridad, una caridad que sólo de vez en cuando es explotada por unos para hacer crecer su reiting televisivo, pero que no solucionan nada, sólo calman el clamor de un pueblo, de allí la alegría de Zacarías que hoy dice al mismo mundo:
“por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.”
Una luz que vuelve a iluminar como es debido, una luz que disipa esas tinieblas y aunque las tinieblas quieran sofocarla, opacarla, brilla con luz propia, por eso también Juan exclama: brilla en la obscuridad, sobre las tinieblas, cuántas sombras, neblinas, brumas y tinieblas atacan a la luz y sin embargo persiste, no deja de brillar, brilla con mayor intensidad, cuantos aliados de las tinieblas quieren apagar esa luz y no pueden, cuantas cadenas televisivas quieren confundir a la gente que atónita ve que quieren desvirtuar la luz, quieren dar mayor poder a las tinieblas y los limitados pensamientos de los hombres, la limitada inteligencia del hombre quiere ser la que predomine sobre el mundo, cuando es evidente que nunca será mayor la tiniebla; recordemos Génesis 1, 2: La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.
Sobre todo lo cita sin dar paso a la duda. Una vez más la sagrada escritura nos demuestra como la luz se impone sobre la nada Gen 1, 3-4: Dijo Dios: “Haya luz”, y hubo luz. Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad.”
Dios vuelve a dar plenitud, la luz brilla con verdad, pero lo trascendente es la separación de la luz de las tinieblas, por esa razón existe la gran dicotomía en el hombre la inclinación al bien pero el seguimiento del mal en el corazón y en los actos del hombre, será quizá que por eso el mundo refleja lo más bajo, lo ruin, pocas cosas pueden emocionar o conmover al hombre, pero el bien todo lo supera y mientras sea el hombre movido al bien los actos atroces aún en cumulo no superan ni a un sólo del bien, por tanto pueden ser muchas las tinieblas, si se pesan en la balanza un solo buen acto del hombre basta para equilibrar una gran cantidad de tinieblas, porque nunca será mayor lo creado que el creador, nunca será mayor el gran acusador del hombre que el salvador del hombre, por tal motivo el hombre aunque no quiera recibe la gracia de Dios, es como la lluvia cae en toda la tierra, aun en la del malvado dándole plenitud, iluminando su vida, invitándolo a cultivar, invitándolo a dejarse calentar por sol naciente, invitándolo a ver mejor las cosas, invitándolo, no forzándolo a unirse a la luz, a tomar la salvación, pues las entrañas de Dios se conmovieron por los hombres dando a su hijo amado al mundo para hacer brillar la luz en su vida.
Queridos hermanos, nos hemos obstinado en gastar la vida tratando de apagar la luz, seducidos por las tinieblas que nos muestran un mundo irreal, una visión distorsionada que nos hace ver a luz como obscuridad, relativizando el bien y el mal, la virtud y el pecado, a Dios con el diablo, locos somos, pues empañada nuestra visión queremos ver lo que deseamos más lo que está frente a nosotros es la verdad la luz que brilla en el seno de las tinieblas que hace desvanecer esas sombras que han llenado nuestras vidas; hoy nos ha nacido la luz de nuevo, hoy ese niño Dios está más vivo que nunca y el hombre lo sabe pues también clama en lo profundo de su ser, hoy no basta con saber de su nacimiento, es necesario volver a nacer uno, hoy no es suficiente con decir que crees en Dios, es necesario vivir con Dios, no basta con decir que sabes que es inmensamente superior que al mal, vive en la luz; sí ha nacido una luz que ilumina al hombre pero podemos caer en el gran error que Juan denuncio en su evangelio 1, 11: Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron.
La gente, los hermanos pueden acostumbrarse a las tinieblas, quizá vean más placer en estar dentro de ellas aunque no haya felicidad, otros puede darse el caso que de verdad sean hijos de las tinieblas, sin embargo la oportunidad se abre de nuevo para todos, nos quiere conducir a un camino de paz, felicidad, de amor, de salvación, queridos amigos no es revolución es plenitud, la paz es la conclusión de su estadía de Dios, la paz es el anhelo de los santos, pero la gran decisión es tuya, tú eres el que eliges vivir en luz o en tinieblas, el que elige si quieres ser calentado por Dios y atormentado por el diablo, si dejas pasar un año más hasta que la muerte te sorprenda y sea demasiado tarde, decide amigo pero tardes porque no tienes asegurado nada y nadie que sea tu aval, nos ha nacido la luz que puede brillar en tu vida si tu lo permites.