Descubrir la oración en el matrimonio. Sacramento del matrimonio.

Descubrir la oración en el matrimonio. Sacramento del matrimonio.

Descubrir la oración en el matrimonio.

Introducción

Uno de los problemas que afectan a nuestros matrimonios en la actualidad es la falta de oración, la gran ausencia de la oración entre esposos repercute irremediablemente en la familia; los jóvenes y niños que forman la familia perciben lo que se vive en su familia, los papas avergonzados no dan gracias ni por los alimentos, de este modo no se vislumbra la cercanía de Dios y mucho menos la afectividad. Todos sentimos muy dentro que necesitamos orar. A veces argüimos que la oración no tiene ya sitio en nuestra vida. Porque la ciencia y la tecnología modernas nos aseguran, por si mismas una vida más segura y cómoda. Los progresos de la medicina y la cirugía son incontrovertibles. Si nos angustia cualquier depresión, ahí está el psiquiatra que nos devuelve las ganas de vivir, vivimos una época que excluye la palabra “mortificación”, los papas tienen un mes pidiendo por su hijo que abandone las drogas y dicen: llevo tanto pidiéndole a Dios y no me concede ese milagro. Ya se cansó de sufrir y más de orar con el mes que a duras penas le decía tal vez: “¡ay Diosito saca a mi hijo de la marihuana es buen muchacho y tu sabes como es, gracias”, no lo concedió y dejo de orar.

En fin podríamos suprimir a Dios de casi toda nuestra vida. O sea que ya no le necesitamos. ¿A qué pedirle el pan de cada día, si tenemos de sobra?, además preferimos el bizcocho, si tengo mi carro, mi casa, buena educación.

Lo que más nos importa en el matrimonio es: amor, paz, libertad y dignidad, sabemos que no se encuentra en los supermercados. Viene sólo de Dios y es fruto de la oración.

Todos rezamos en los momentos desesperados, igual que corremos para no perder el tren. Pero si, queremos que nuestra amistad con Dios se haga más intensa, hemos de prestarle la mayor atención y más en nuestro matrimonio que en muchas ocasiones es tan inestable.

La oración no es método. Es un estilo de vida que viven los matrimonios.

Descubrir a Dios

Para descubrir la oración, hace falta descubrir primero a Dios. Y esto quiere decir vaciarnos de nosotros mismos. Quiere decir que tenemos que dejar que Dios sea nuestro Señor: no sólo Señor del universo, poderoso, milagrero, majestuoso y lejano, sino Señor de nuestras vidas. Hacer de nuestros corazones su trono real, es decir que habite en nosotros.

¿Quién es Dios?

Dios nos conoce y nos ama. Y nosotros queremos conocerlo y amarlo. Pero, ¿cómo es? ¿como podemos llamarle? Si no lo veo.

1. Él es nuestro Creador: sin el amor creativo y poderoso de Dios, no habríamos podido existir nunca, ni tus hijos aun argumentando que fue resultado de la unión sexual de los esposos, si lo esposos no existen primero no existen. Todo lo que somos y tenemos nos viene de Él.

2. Es distinto de nosotros: Podemos descubrir y admirar la creación de Dios, pero nunca podremos “ver” a Dios. La Biblia nos revela sobre todo que Dios es “Santo”: es decir totalmente diferente de nosotros en su absoluta pureza e infinito poder. Sólo podemos conocer a este Dios santo, porque Él deja que le conozcamos a través de Cristo Jesús que nos lo muestra Jn 1, 18. Si intentamos definir a Dios, comprenderlo y poseerlo, se nos escapará siempre. Pero si nos ponemos en su camino y dejamos que ponga nuestras vidas en sus manos, entonces nos sentiremos poseídos por Él.

3. Es nuestro Padre: Jesús nos enseñó que Dios es Padre. Es decir, es personal, capaz de crear, relacionarse, elegir y amar.

Si Dios es tan real y la oración un privilegio tan grande, ¿qué nos impide rezar? La respuesta es fácil: no queremos empezar. Hay algo en nosotros que nos hace rehuir la oración. La presencia y la paz y el poder de Dios en nuestra vida son algo maravilloso, pero no tenemos tiempo para ello ahora y además no somos pacientes para perder o invertir 10 minutos de oración, llevamos 2 minutos y nos parecen 20.

¿Por qué no rezamos? Porque nos alejamos de Dios. Tenemos mil cosas que hacer y tenemos miedo de que nos pida que cambiemos el orden de nuestro intereses, en nuestro matrimonio aun que uno de los cónyuges grite: “quiero cambiar, ya no me gusta como vivo mi matrimonio. Tenemos mil secretos misteriosos que esconder y sabemos que no le podemos ocultar nada.

En el matrimonio en pleno siglo XXI, la oración casi agoniza, porque los esposos no quieren orar, no saben como empezar, frente a todo esto, sólo podemos hacer una cosa. Detenernos, ponernos al descubierto, y decirle: “Señor, ayudarme que quiero orar”, mi vacío no lo llena el dinero, las mujeres ni los hombres, las prendas de vestir , ni el oro, ni el vino más caro, ni los bienes materiales, ni la salud, las drogas, a solas me siento hueco, al dejar mi careta de soberbia, de vanagloria, de egoísmo, de auto suficiencia, queda sólo una nostalgia y ya no puedo sentirme controlador de la vida y ni instrumento útil para mi esposa o esposo. La oración en el matrimonio es tan necesaria como una relación sexual pero hay una enorme diferencia, una relación sexual te deja satisfecho o insatisfecho dependiendo del cariño, del momento, te puede devolver tu seguridad como hombre o como mujer, pero después te sientes igual, vacío, mientras que la oración te va llevando a niveles que nunca haz experimentado, hay paz, gozo, y armonía en tú vida, paciencia, felicidad dones que perduran toda tu vida y no sólo un momento efímero.

Vale la pena reflexionar con estás simples preguntas, pero a la vez necesitan sinceridad.

1. ¿Cuándo hago Oración?
2. ¿Qué me motiva a hacer Oración?
3. ¿Hago oración con mi pareja? ¿Nos cuesta? ¿por qué?

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