Pues el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida.
El que no ama está en un estado de muerte.
El que odia a su hermano es un asesino, y, como saben, ningún asesino tiene la vida eterna.
El (Jesucristo) entregó su vida por nosotros; y en esto hemos conocido el amor; ahora también nosotros debemos dar la vida por los hermanos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México