SAN LUIS BELTRAN
Etimológicamente significa “guerrero”. Viene de la lengua alemana.
Nació en Valencia, España, en el año de 1526. Tenía como familiar lejano a san Vicente Ferrer que se bautizó en la misma pila bautismal de Luis. A Ambos le une el amor a las misiones. El primero por Europa y el segundo en Colombia.
En ese marco cristiano nació y creció San Luis Beltrán Su padre , Juan Luis Bertrán, que también fue un gran cristiano. y su abuela, doña Ursula Ferrer, sobrina de San Vicente Ferrer. Al paso el padre se casó con una santa mujer, Juana Angela Eixarch, y tuvo nueve hijos, el primogénito de los cuales, Luis, nacido en 1526.
La vida de Luís fue sin carencia, su inclinación al sacerdocio fue muy marcado y como era de esperarse se hizo sacerdote, fue el santo Tomás de Villanueva quien le ordenase.
En seguida dada su gran capacidad y amor a su sacerdocio le dieron el cargo de formar a los futuros sacerdotes, la oportunidad de ser su maestro maestro de novicios, en cuyo trabajo empleó una gran prudencia y discreción.
Pasaron algunos años llegó para él su sueño dorado. En el año de 1562 lo enviaron a predicar la Palabra de Dios a la selva colombina entre los indios, el dote como predicador era bien aprovechado en la evangelización. El gran obstáculo es la dificultad de la lengua. Le pidió a Dios que le concediera el don de lenguas para comunicarse con aquella gente indígena.
Su centro de trabajo estuvo desde Panamá hasta el Golfo de Urabá. Dios lo fue salvando de enfermedades que producían aquellos lugares pantanosos, llenos de mosquitos. Se dice que bautizó a unos 15.000 indígenas.
La oposición a su labor evangelizadora le vino de parte de los españoles allá residentes y que tenían ya una buena posición, pues tenían esclavos y querían explotar a aquellos hermanos. Luis defendía a los indios porque eran objeto de vejaciones e injusticias inhumanas, e intentaron matarlo, sin embargo salió airoso.
No emprendía nada sin contar antes con la presencia de Dios, para él fue Cristo-centrico que lo envuelve todo. Exponía su cuerpo a la picadura de los mosquitos – como penitencia – cuando quería obtener la gracia de la conversión de alguien.
Fue enviado nuevamente a España, para continuar formando a los futuros misioneros.
Murió santamente el 9 de octubre de 1581.
