San Jerónimo, antiguo y muy actual
Durante gran parte del 2007 y la mitad del 2008, el Papa Benedicto XVI nos fue regalando el testimonio de la vida de algunos Padres de la Iglesia; uno de ellos san Jerónimo, cuya fiesta celebramos el 30 de septiembre y que es patrono de algunos pueblos de la Diócesis de Tehuacán.
San Jerónimo nació hacia el año 340 y murió en 420; una larga vida, para lo que era usual en ese tiempo. De carácter difícil, vehemente, fue canalizando sus energías, iluminado y alimentado por la Sagrada Escritura, por el estudio y la vida ascética, todo lo cual puso al servicio de los demás, constituyéndose en un valioso guía para la búsqueda de la perfección cristiana.
De brillante formación clásica recibida sobre todo en Roma, también dominaba el hebreo, griego y latín; de este modo tradujo gran parte de los libros del Antiguo y Nuevo Testamento de sus respectivos originales, hebreo y griego, al latín; traducción que se llamó “Vulgata” por su gran difusión entre el pueblo; ha sido y sigue siendo el texto latino “oficial” de la Sagrada Escritura en la Iglesia. Es patrono de los biblistas. Por eso en la vida de la Iglesia se considera septiembre como el mes de la Biblia.
Mucho hemos de aprender de san Jerónimo para el aprovechamiento de la Sagrada Escritura en la vida espiritual personal y comunitaria. Es suya la frase que recoge el Concilio Vaticano II: “Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo”. San Jerónimo recomienda a un sacerdote: “lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; más aún, que el Libro Santo no se caiga nunca de tus manos. Aprende en él lo que tienes que enseñar”. Y dice también a una de sus hijas espirituales, noble romana: “Ama la Sagrada Escritura, y la sabiduría te amará; ámala tiernamente, y te custodiará; hónrala y recibirás sus caricias. Que sea para ti como tus collares y pendientes”.
Leer y meditar la Sagrada Escritura ha de traducirse en un verdadero compromiso social, así decía san Jerónimo: “¿Qué sentido tiene decorar las paredes con piedras preciosas, si Cristo muere de hambre en la persona de un pobre?”. Y san Jerónimo mismo especifica: Es necesario “vestir a Cristo en los pobres, visitarlo en los que sufren, darle de comer en los hambrientos, acogerlo en los que no tienen una casa”. “Si amamos a Jesucristo y buscamos siempre la unión con él, nos parecerá fácil lo que es difícil”. Todos los días son propicios para ejercitarnos de este modo, por ejemplo ahora con las inundaciones en varios estados de la república mexicana.
San Jerónimo, gran pedagogo, recomienda a los padres la importancia de una educación sana e integral desde la primera infancia, la urgencia de una seria formación moral y religiosa; además, y es algo inusitado para su tiempo, san Jerónimo considera vital la promoción de la mujer, a la que reconoce el derecho a una formación completa: humana, académica, religiosa y profesional. Así lo hizo él mismo fundando un grupo de mujeres –las jerónimas- en profunda formación clásica y religiosa; varias de ese grupo son también veneradas como santas.
A pesar de los siglos transcurridos, san Jerónimo permanece como signo eficaz y radiante para nuestro tiempo.
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán