Abraham, hombre común y corriente, pagano en el medio religioso (politeísta), su transformación o conversión de vida se debe a un suceso extraordinario que posteriormente se convierte en un proceso de conversión continua a Dios…
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Abraham y el efecto del kerigma.
Por Juan Revilla
A lo largo del estudio los teólogos y maestros de biblia, llegan a una conclusión importante: “la fe es la respuesta de la escucha a la palabra de Dios”; la sagrada escritura muestra un encuentro de la palabra de Dios con el hombre, personificado en Abraham, hombre común y corriente, pagano en el medio religioso (politeísta), su transformación o conversión de vida se debe a un suceso extraordinario que posteriormente se convierte en un proceso de conversión continua a Dios, se va compenetrando con Dios y todo fue precedido de escuchar la voz de Dios (la palabra de Dios), todavía muchos no entienden que a través de la predicación de la palabra de Dios, millones de gentes han comenzado una nueva vida y mediante el método de evangelización más antiguo, pero el más eficiente de todos aun con la limitante de quién porta la palabra (predicador). De Moisés se describe la gran revelación que Dios le hace “Yo soy el que soy” Cfr. Ex 3, 14, que emociones brotaron en Moisés ante ese encuentro, sin embargo el acontecimiento único con Abraham tiene un impacto todavía más trascendente, pues Moisés ya conocía parte de la tradición oral de los hebreos, sabía quién era Abraham, Isaac, Jacob etc., una diferencia en cuanto a Abraham, porque el oía de muchos dioses en Mesopotamia (Ur); ¿qué momento vivió Abraham tan memorable?, seguramente fue intenso como la experiencia de Moisés, “el Yo soy el que soy” retumbo en los oídos de Abraham, no es mera hipótesis, el dejar casa, familia de sangre, tierra, la vida cómoda, su misma historia y dejar todo y emprender una aventura nada más con la escucha de la palabra, entonces fue verdaderamente sublime el momento, el corazón estalló y broto la fe como la espiga en el campo; todo su ser se conmocionó y ante los ojos de amigos, parientes y con una edad avanzada sale de su tierra a voz de Dios “vete de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre” Cfr. Gen 12, 1, las promesas de Dios no fue lo que convence a Abraham Cfr. Gen 12, 2-3, es la palabra de vida que le daba vitalidad nueva (75 años).
La palabra de Dios, el kerigma es el acontecimiento que hace enloquecer a un hombre de felicidad, ¿cómo vivir con una felicidad que no se está acostumbrado a vivir con ella?, ese fue lo que motivo a tomar sus pertenencias y salir de su tierra; su conversión de Abraham fue inmediata pues renuncia a sus dioses para tomar sólo a uno “el que es” (se hace monoteísta) y la relación con el Dios verdadero se intensifica y va creciendo con el tiempo (alimentándose), Abraham nunca volvió a ser igual , sus ojos siempre estaban alertas a las manifestaciones de Dios “no pases sin detenerte” Cfr. Gen 18, 3, es normal que en una relación conyugal alguno de los cónyuges, no esté de acuerdo en algunos conceptos, más si Sara escuchaba de Abraham lo que le decía Dios, no sabía que pensar y aunque en el oriente la mujer se somete al hombre, aun así el cambio de vida no le asentaba bien, lo veía entusiasmado que ella pensó ¿qué le darían?, prestarle a su esclava para que tuviera descendencia era comunión con Abraham o ya se había cansado y quería regresar a su hogar y le urgía que se cumpliera la promesa de Dios a su esposo. Abraham conocido como el padre de la fe, sólo por escuchar a Dios, qué bien se describe el efecto del kerigma en Is 55, 10-12 “Como descienden la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y pan para comer, así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no tornará a mí de vacío, sin que haya realizado lo que me plugo y haya cumplido aquello a que la envié. Sí, con alegría saldréis, y en paz seréis traídos. Los montes y las colinas romperán ante vosotros en gritos de júbilo, y todos los árboles del campo batirán palmas”.
¿El padre del la fe?, ahí está la respuesta, la palabra de Dios no regresó a Él vacía, (el efecto del kerigma), hubo una respuesta de fe, fe que ante la palabra germinó y alimento esa tierra empapándola de Él, una respuesta de entrega a Dios, confianza que algunas veces se tambaleo por la fe incompleta de Abraham, pero que crecía como fruto del campo reflejado en el pan y el gozo y jubilo , los gritos internos del corazón y la paz y armonía en los momentos difíciles de su vida, por eso Job manifiesta “sólo te conocía de oídas”, Abraham lo conocía y se relacionaba con Él, el premio no fue la promesa cumplida o la alianza, fue los años de paz, armonía, plenitud y cuidado que Dios le dio en sus últimos días de vida, la palabra de Dios se quedo prendada en su corazón y su seno recibió aquellos hombres dignos a los ojos de Dios, esperando la redención, el re-encuentro con la palabra el kerigma (el verbo encarnado) el mesías.