Vean, pues, en nosotros a servidores de Cristo y a administradores de las obras misteriosas de Dios.
Si somos administradores, entiendo que se nos exigirá cumplir.
Pero a mí no me importa lo más mínimo cómo me juzgan ustedes o cualquier autoridad humana. Y tampoco quiero juzgarme a mí mismo.
A pesar de que no veo nada que reprocharme, eso no basta para justificarme: el Señor me juzgará.
Por lo tanto, no juzguen antes de tiempo; esperen que venga el Señor. El sacará a la luz lo que ocultaban las tinieblas y pondrá en evidencia las intenciones secretas. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que se merece.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México.