14. La cosecha no depende solo de la semilla.
Cosas de ayer y de hoy que Jesús conoció y observó atentamente en la vida Todo el mundo sabe que no se puede sembrar semilla en el asfalto, porque no tiene condiciones para crecer. Al sembrar la semilla, la gente no lo hace de cualquier manera. Hoy, se prepara el terreno con abono y otras cosas. Se quiere que la tierra produzca al máximo, que la semilla desarrolle toda la fuerza que está dentro de ella. Semilla buena en tierra mala solo da hambre y perjuicio. Pero semilla mala en tierra buena, da el mismo resultado. No basta hablar bien. No basta tener buena voluntad. No basta decir: ¡Señor, Señor! (Mt 7, 21). Todo esto, la naturaleza lo enseña y la vida lo confirma, Jesús lo emplea en sus parábolas para aclarar nuestro compromiso con Dios. Preguntas para profundizar sobre esto
– Es difícil saber lo que es más importante: La calidad del terreno o la fuerza de la semilla. Ambas cosas son igualmente necesarias. Vamos a ver esto más de cerca, porque nos va ayudar a comprender el mensaje de la parábola que vamos a oír.
– Cuenta un caso en que tú trabajaste con muy buena voluntad y un gran esfuerzo, pero saliste perdiendo, porque no tuviste en cuenta la calidad del terreno, esto es, no tuviste en cuenta las cualidades de las personas y no examinaste antes su situación o circunstancia.
– Cuenta otro caso en que trabajaste mucho y en que el resultado superó el treinta, el sesenta y el cien por ciento, más de lo que tú esperabas. ¿Sabes explicar el por qué de esto?
– Hoy, los cristianos toman muchas iniciativas. No todas sirven. Algunas cosas fracasan. No dan resultado. Cuenta un caso así y después procura saber por qué se fracasó: ¿Por causa de la semilla?, ¿o por la mala calidad del terreno?
B LECTURA DEL TEXTO DE LA BIBLIA
Animador:
En el trabajo que se hace por el Reino de Dios, el resultado es a veces nulo o muy poco, o lo deja a uno en la expectativa. Algunos atribuyen todo a Dios. Otros atribuyen todo a los hombres. Jesús trata de aclararnos este problema. El dice:
Lectura del Evangelio de Jesucristo según Mc 4,2-9.
Reflexión: Intentemos descubrir el sentido de la parábola.
– Mira un poco la calidad del terreno de tu vida donde cae la semilla de Dios: es tierra pedregosa, sin profundidad. ¿O tu entusiasmo es sólo fuego de paja?, ¿por qué?
– ¿Es tierra llena de caminos que cruzan en todas las direcciones? ¿Es tierra buena que da el treinta, el sesenta o el ciento por ciento de resultados?
– Relaciona estas preguntas anteriores con el terreno de tu barrio, donde tú vives y traba jas.
– ¿Cómo está produciendo en tu vida y en tu barrio la semilla de Dios? ¿ciento por ciento?, si no es así, ¿a qué se debe?, ¿al hecho de no haber llegado todavía el tiempo de la cosecha?, ¿el terreno no se presta, o el sembrador no sabe sembrar, no conoce el terreno? Procura responder esto con hechos concretos.
– Hay personas de las cuales otros dicen: ese no produce nada, el resultado de su trabajo es nulo. ¿Será que nosotros lo hacemos nulo o será nulo también para Dios? Cuando Jesús murió, mucha gente debió haber dicho: Fue una vida fracasada que no dio nada. ¿Podrías citar otro ejemplo parecido que conozcas?
– ¿Será que Dios tiene la misma medida que nosotros para medir los resultados? ¿Por qué sí? ¿Por qué no? ¿Cuál es la medida de Dios? Nombra algunos hechos de la vida de Jesús que muestren cuál es la medida de Dios.
– ¿Quién hace las cosas: Dios o nosotros? ¿Qué es más importante: la calidad de la semilla o la calidad del terreno?
– Lee ahora la explicación que Jesús da sobre esta parábola en Mc 4,13-20.
– ¿Qué vamos a hacer en concreto para poner en práctica la Palabra que oímos y predicamos?
15 Quien se duerme hasta última hora pierde el bus
A LECTURA DEL TEXTO DE LA VIDA
Un hecho de la vida de hoy: Francisco es un tipo que no pierde el tiempo. El ve las cosas con profundidad tiene algo especial para percibir, para captar las cosas. Sabe y hasta siente cuándo llegó la hora de actuar. Nunca pierde una oportunidad. Por eso, está bien en la vida. Tiene el futuro asegu rado. La hora de la suerte llega para todos, pero no todos saben percibir las cosas y aprove char estas situaciones como Francisco. No se puede dormir hasta el extremo, pues en la hora que se acuerdan de levantarse ya ha pasado el bus. Y así continúan en esta situa ción en que se encuentran y no progresan en la vida. Todo esto acontece hoy y acontecía en tiempo de Jesús como veremos después. Reflexión sobre el hecho de la vida
Animador:
Todo el mundo sabe que la gente debe aprovechar la hora de la suerte cuando ésta llega. Jesús sabía esto y usó esta experiencia de la vida para mostrar que la gente debe estar atenta para no perder la Hora De Dios. Veamos más de cerca estas cosas, para comprender mejor la enseñanza de Jesús:
– Ya te pasó a ti el decir: ¡Llegó para mí la hora de la suerte!, ¡es ahora!, si no aprovecho esta oportunidad, voy a salir perdiendo! Cuenta cómo fue.
– Cuenta qué hiciste concretamente para aprovechar esa oportunidad. ¿cómo calculaste las cosas y supiste seguir adelante?
– La oportunidad para bien o para mal aparece, para hacer crecer el reino de Dios o para hacer crecer la propia cartera. Compara las reacciones que tiene la gente en los dos casos. ¿Son reacciones iguales?. ¿Por qué?
– ¿Por qué será que la certeza, el cálculo y el coraje de los hombres son mayores cuando se trata de ganar dinero o de explotar a los otros, que cuando se trata de hacer el bien o de promover a otras personas?
B LECTURA DEL TEXTO DE LA BIBLIA
Escuchemos lo que Jesús dijo para solucionar este problema
Animador:
No quedarse dormido, sino saber aprovechar la oportunidad en la hora exacta en que se presenta. Esta ya era la preocupación de mucha gente en el tiempo de Jesús. A pesar de la maldad y de la malicia que con frecuencia aparece en los negocios de los hombres, Jesús describió en eso algo positivo, que puede esclarecer cómo debemos ser expertos en la hora en que aparece la oportunidad de Dios en nuestra vida. Oigamos lo que dice Jesús:
Lc 16,1-8.
Descubramos el mensaje que Jesús quiso dejarnos
Animador:
En la lectura del texto de la vida, procuramos descubrir más de cerca la mali cia, la habilidad que existe en nuestra vida. Vamos a ver ahora la habilidad maliciosa de ese colega nuestro, el mayordomo infiel y descubrir lo que Jesús enseña con su Palabra.
– El mayordomo intuyó el futuro y no perdió el tiempo. No se quedó dormido. Supo transformar la hora de la desgracia en una hora de suerte. ¿Cuál era la desgracia? ¿Qué suerte tuvo?
– Veamos, ahora, punto por punto, la manera cómo el mayordomo enfrentó la situación y procura descubrir dónde estaba el secreto de la eficiencia tan elogiada por Jesús. El futuro se hizo para él en contra, pero él supo ser hábil y lo puso en favor, abrió otro horizonte positivo.
– Jesús quiere que tú imites la eficacia y la astucia no la deshonestidad y el robo. ¿Qué significa eso concretamente para tu vida en relación a tu compromiso con el Reino de Dios.
– A veces sucede lo siguiente en la vida de una persona: Después de un tiempo de indiferencia o de mucha búsqueda, de repente hace este descubrimiento: esta es para mí la hora de Dios, la hora de la gracia ES AHORA O NUNCA. No puedo continuar el juego que estoy viviendo: ¡Sería mí desgracia! ¡Dios quiere que yo cambie! Ya sé lo que voy a hacer . Y esa persona hace como el mayordomo: Se para, piensa, y toma una decisión, cambia de vida y garantiza para sí un futuro nuevo. ¿Eso ya aconteció contigo? Cuenta como fue. ¿Conoces algún caso así? Cuenta.
– A veces, cuando la hora de Dios aparece, se presenta como la hora de la desgracia. Tú, por tu habilidad y eficiencia debes transformarla en gracia. ¿Conoces un hecho así?
– Hay personas que dicen: es el destino el que determina las cosas . Estas personas ven a Dios en todo, pero no reaccionan. Aceptan todo pasivamente. Recurren a Dios para justificar su propia falta de iniciativa y astucia. ¿Está de acuerdo esta manera de pensar con la enseñanza de la parábola?. ¿Por qué sí?. ¿Por qué no?
– La vida de Dios suele cambiarlo todo. ¿Cuál debe ser nuestra respuesta? ¿Qué enseña la parábola?.
– ¿Qué vamos a hacer en concreto para vivir esta Palabra?.
16 Cosas de la vida que no pasan en la vida
A LECTURA DEL TEXTO DE LA VIDA
Un hecho de la vida de hoy: Es raro encontrar un padre que no ama los niños. Cuando la madre abandona el niño que crió todo el mundo protesta y se escribe esto en los periódicos inclusive. Pero a pesar de esto hay conflictos entre padres e hijos y muchos. Hay situaciones en que es difícil para el padre continuar creyendo que la bondad y la comprensión pueden resolver el problema del hijo. Aunque quisiera tiene sus limitaciones. Percibe que, dentro de sí no posee una reserva tan grande de amor, capaz de llevar al hijo a encontrarse consigo. Hay barreras y límites que son mayores que nuestra buena voluntad. Nuestro amor no alcanza para resolver los problemas humanos que existen en nuestro alrededor y que hacen sufrir a tanta gente. Nosotros mismos sufrimos cuando sentimos nuestra falta de capacidad de amar a los otros. Reflexión sobre el hecho de vida
Animador:
Hay en nosotros una falla, una deficiencia, que es mayor que nosotros mismos y que no conseguimos quitar. No somos capaces de querer y amar bien a otros, del modo como lo quisiéramos. Vamos a ver más detenidamente este problema, pues va a mostrarnos después el sentido de la parábola del hijo pródigo.
– ¿Conoces algún caso en que un padre, por grande que fuese su buena voluntad, no consiguió salvar a su hijo?. Cuenta.
– Los malos entendidos en las familias generalmente proceden de la falta de amor. Muchas veces, el fracaso es inevitable, porque ninguno se siente capaz de dar el amor que es exigido para resolver el problema. ¿Sentiste tú alguna vez esta falta de capacidad de amar a otro? Tú querías tanto amar a aquella persona, pero no encontrabas la fuerza para hacerlo.
– ¿De dónde procede este falla nuestra? ¡Buena voluntad no nos falta! ¿Cuál será la causa?
B LECTURA DEL TEXTO DE LA BIBLIA
Animador:
Jesús observó esas cosas de la vida y las utilizó en la parábola del hijo pródigo. Oyendo la lectura pon atención para ver si una cosa semejante acontece en la vida que vivimos.
Lectura del Evangelio de Jesucristo según Lc 15, 11-32.
Dejar un momento de silencio para interiorizar la Palabra de Dios. Descubramos el mensaje que Jesús quiso dejarnos para todos hoy.
Animador:
Esta es la historia que Jesús contó. Historia un poco extraña, pero muy conmovedora. Extraña, porque una cosa así difícilmente acontece en la vida; conmovedora, porque cuenta la historia de un perdido y de un amor grande. Nuestro pensamiento no llega hasta allá para entender estas cosas.
– Por eso antes de colocarnos en funcionamiento para reflexionar, vamos a dejar trabajar el corazón; aquello que Jesús contó casi nunca llega a suceder en la vida de los hombres, porque no tenemos una reserva o capacidad de amor tan grande. Esto solo acontece con Dios que tiene una capacidad infinita de amar. Jesús contó precisamente esta historia para mostrar de manera muy concreta cómo es de grande este amor. Cuando Jesús habla del Padre, El está pensando en Dios Padre.
– En esta historia aparecen dos hijos ¿a cuál de los dos te pareces más?
– ¿Qué te llamó la atención en la actitud del hijo menor? ¿Qué hizo él que te haga comprender la realidad de la vida que tú vives?
– ¿Qué te llamó la atención en la actitud del hijo mayor? ¿Se relaciona con tu manera actual de vivir la vida?
– ¿Qué llamó la atención en la actitud del Padre, esto es, de Dios? ¿Lo que él hizo te hace verla realidad que tu vives?
– El Padre respeta la decisión del hijo menor, no la discute: Dios respeta la decisión que tu tomas en la vida. Te deja ser tú mismo. ¿Pensaste en eso alguna vez? El no te trata como a un niño, sino como gente responsable. ¿Estás procurando merecer esa confianza? ¿De qué modo?
– El hijo menor cayó por sí mismo, en la cuenta de su error, cuando la vida misma le descubrió y cuando el hambre comenzó a roerle el estómago. Con nosotros acontece lo mismo: la vida enseña muchas cosas ¿Puedes tú contar un hecho de tu vida en que comenzaste a pensar en forma diferente respecto de Dios, por causa de algo que te aconteció en la vida?
– Jesús dice en otro lugar: Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto, Mt 5,48. O sea que tenemos que imitar a Dios en nuestra vida. Si el Padre, es decir Dios, en la parábola respeta la libertad del hijo, no lo recrimina, solo está interesado por el bienestar del hijo y no apoya las quejas del otro hijo
– ¿Cómo tratas tú a los otros, dominando o respetándolos?
La Parábola sugiere una respuesta: nuestro amor es como la fuerza eléctrica que es débil y que no llega a hacer brillar nuestra lámpara según la capacidad que tiene. En caso de estos, la gente suele ir a la casa del vecino, donde la fuerza de la luz es mayor. De esa manera la lámpara de nuestra casa comienza a brillar como debe. Así, llegando a conectar la fuerza de nuestro amor en la red de Dios, la lámpara de nuestro amor comienza a brillar más fuerte y puede quitar la obscuridad de los males de nuestra vida. Como brilló el amor del Padre en la parábola, que regeneró totalmente al hijo. Solo así podemos superar los problemas que nos hacen sufrir. ¿Ya sentiste tú la fuerza del amor de Dios y de Jesucristo para superar los problemas de la vida? Cuenta.
– ¿Qué vamos a hacer en concreto para no dejar en palabras la Palabra que oímos y meditamos?
son buenas las parabolas