Me llegó una palabra de Yavé:
Hijo de hombre, te retiraré de un golpe la alegría de tus ojos, pero tú no harás lamentaciones ni llorarás ( ).
Suspira en silencio y no guardes luto como se hace por los muertos; quédate con tu turbante en la cabeza y con tus sandalias en los pies, no tapes tu barba ni comas el pan que te traigan tus vecinos.
Por la mañana hablaba al pueblo, y por la tarde mi mujer había muerto. Al día siguiente hice como se me había ordenado;”
entonces el pueblo me dijo: “¿Quieres explicarnos por qué actúas así?”
Les respondí: “Esta es la palabra de Yavé que se me comunicó:”
Dirás de mi parte a la casa de Israel: Me preparo para profanar mi santuario, del cual están ustedes tan orgullosos y que es la alegría de sus ojos; también serán muertos sus hijos y sus hijas a los que dejaron y en los cuales piensan continuamente.
Pero harán como lo hago yo, no se taparán la barba, no comerán el pan que les lleven los vecinos,
seguirán con sus turbantes en la cabeza y sus sandalias en los pies, no gemirán ni llorarán. Se sentirán débiles a causa de sus maldades y se lamentarán entre ustedes.
Ezequiel será para ustedes una señal: todo lo que él hizo, lo harán también ustedes, y cuando esto suceda, sabrán que yo soy Yavé.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico: Asamblea Eucarística. México