El matrimonio como sacramento o un simple proceso emocional.
Por Juan Revilla
Hoy en día se escucha en las diferentes parroquias y templos la invitación para acudir a “la escuela de padres”, al principio sólo se escuchaba en las escuelas académicas sobre todo a partir de la secundaría donde los jóvenes empezaban a experimentar un cambio de conducta, quizá por la edad, el ambiente y los problemas que se vienen arrastrando desde la familia; ésta invitación se hizo intensa por qué la Iglesia dio inicio a lo que fue la campaña de familia y valores, dicha campaña buscaba generar una integración familiar ahora en Cristo, los valores fueron motivo importante de una promoción en las conciencias de todas las edades, lo más significativo es que ya varias parroquias siguen retroalimentando esa escuela de padres, con temas centrados en la educación doctrinal y espiritual que tanto nos hace falta.
A continuación viene una de las sesiones que se aplicó en la escuela de padres, aparentemente muy sencilla, sin embargo en muchos matrimonios se pudo experimentar es gran cambio que sufrió su matrimonio del noviazgo al matrimonio, en muchos matrimonios se descubrió con tristeza que era abismal ese cambio y que la mayor parte coincidió que fue para mal. La sesión comenzó de la siguiente manera con una pregunta muy común, pero conforme va avanzando el interés se despierta más:
¿Cómo está mi matrimonio?
El matrimonio puede ser tan divertido como lo fue el noviazgo. En realidad, puede ser mejor.
Es preciso saber cómo se construyen los muros que llevan al divorcio. También, por supuesto, cómo pueden ser desmantelados para restaurar los placenteros y felices días de alegre compañerismo.
Es inevitable que surjan conflictos. Los ánimos se exacerban y surgen diferencias de opinión toda vez que se juntan dos personas, a pesar de los elementos de buen éxito con los que cuentan. Mucha gente cree sinceramente que el matrimonio eliminará las incomprensiones, la soledad y el vacío de sus vidas … imaginando que el matrimonio dejará atrás todos los conflictos. Esperan no habrá más problemas que con los padres y hermanos. Creen que podrán hacer lo que les dé la gana y realizarse a plenitud sin esforzarse. Sin embargo, con gran desmayo de muchos, lo que pareciera ser la toma de sencillas decisiones termina en furiosos encontronazos, y esto va construyendo muros que, a medida que crecen, lentamente derrumban el matrimonio. ¿De qué están hechos esos muros? ¿Cómo es posible llegar a aborrecer y ser tan duro y áspero por quien una vez sentimos tanta ternura?
En este curso analizaremos la diversidad de situaciones típicas en las cuales estas “paredes” pueden eregirse entre dos personas que se amaron profundamente una vez y cómo encarar el problema para arribar a una solución viable.
A. ¿CÓMO ESTÁ MI MATRIMONIO RESPECTO AL NOVIAZGO?
1. ¿Recuerdan que lindo era todo cuando empezó?
¿Cómo se conocieron y cómo eran las cosas cuando eran novios?
Los problemas en el matrimonio empiezan desde el noviazgo, solamente que la pasión y el enamoramiento oscurecen todo y lo pasamos por alto y pensamos: “Eso lo voy a cambiar cuando nos casemos”. Pero, ¿qué ocurre? no es así, porque en realidad los defectos se agravan cuando se casan.
Hay un factor poco enseñado acerca del fracaso en los matrimonios y es este: la fornicación. Cuando los novios no respetan la santidad del matrimonio eso acarrea la mayoría de los problemas.
2. ¿Cómo fue el día de la boda? (si es que hubo)
¿Cómo fue el día de su boda?
El día de la boda se sientan las bases de la vida familiar entre los novios y sus familias. Si en la boda hubo pleitos, inconformidades, deudas, angustias y los padres decidieron por los hijos, eso marca una secuela de problemas posteriores.
B. ¿CÓMO ESTÁ MI MATRIMONIO RESPECTO A LA COMPRENSIÓN MUTUA?
La mengua de comprensión y la falta de comunicación van aparejadas. A muchos matrimonios les falta hoy la habilidad comunicativa que produce el entendimiento necesario para que la pareja se mantenga unida. Comprensión en un matrimonio no significa que no haya diferencias. Significa que usted y su cónyuge pueden hablar sobre las diferencias y llegar a comprender el uno los puntos de vista del otro aunque no estén de acuerdo. Usted debe aceptar el hecho de que su cónyuge fue educado de manera distinta y que, por lo tanto, reaccionará diferente que usted. Dos personas que se aman, pero que son incapaces de comprenderse, sufren un dolor mordiente y continuo en su relación. La comprensión no viene fácilmente y necesitamos aprender a comprendernos y establecer planes y métodos para lograrlo.
¿Cómo fue criado cada uno, cómo era el matrimonio de sus padres, su nivel social, sus estudios, # de hermanos/as, su edad, la escuela a que asistió, su ciudad y barrio de nacimiento y sus creencias?
Comparando ambos trasfondos, que casi siempre son diferentes, vemos que la comprensión no es fácil.
C. ¿CÓMO ESTÁ MI MATRIMONIO RESPECTO A LA DETERMINACIÓN DE SEGUIR?
Haber tenido más de un marido o mujer no se considera raro en lo absoluto. Muchos van hoy al matrimonio con la disposición de que si la cosa no les sale bien pueden romper el pacto y empezar de nuevo. Otros son demasiado impacientes en su matrimonio; no desean vivir felizmente “después” sino que quieren vivir felizmente “ya” y cuando esto ocurre, fracasan.
¿Han tenido conflictos difíciles al punto de la separación (o el deseo o expresión verbal)? ¿De qué manera superan eso? Si “están a punto” de separarse, no se desanimen sino decidan seguir y salir adelante. SI SE PUEDE.