El pecado de herejía
Una conversa al catolicismo me decía: Yo pienso que si mi padre se fue a un país lejano y me deja en nuestra casa
al cuidado de mis hermanos y éstos se corrompen en su conducta durante su ausencia, mi deber no es abandonar
la casa, sino luchar por conservarla en paz. Ya que mi padre regresará a esta casa, independientemente de la
conducta de los que nos quedemos en ella. Así Cristo, tiene su Iglesia visible y aunque muchos de sus miembros
se corrompan, yo trataré de no hacerlo y esperaré a mi Jesús, en su CASA, mi IGLESIA CATÓLICA.
Grandes santos como Francisco de Asís, Tomás Moro, Santa Catalina de Siena, etc. fueron testigos de los grandes
pecados de los clérigos de su tiempo, incluyendo a los Papas y sin salir de la Iglesia, sin escandalizarse o
perder la fe, lucharon por purificar su Iglesia (desde dentro, no de afuera ). Precisamente Sta. Catalina de
Siena viendo esto escribía al Papa Gregorio XI:
“Vicios, pecados, soberbia, inmundicia, abundan hoy en el pueblo cristiano y singularmente en los prelados y en los
directores de la Santa Iglesia, los cuales son comedores y devoradores de las almas, no digo convertidores, sino
devoradores” (carta # 3)
En otra ocasión escribía: “Ay de mí, que aquello que Cristo conquistó sobre el madero de la cruz, se gasta con las
prostitutas…” (Carta XLI al Abate Nuncio Apostólico).
“Frailes y canónigos deben ser honrados y espejo de santidad; en cambio, ahora están como estafadores,
arrojando peste e inmundicia y ejemplo de miseria moral. Con pena y dolor y grande amargura y llanto escribo
esto, y por eso, si hablo demasiado, el dolor y el amor me excusen delante de Dios“.
Ante esta situación Sta. Catalina podía haber perdido la fe y apostatar; pero no, fue fiel y ahora es un diamante de
santidad que brilla en la Iglesia Peregrina y en la Triunfante del cielo.
En los tiempos modernos, tenemos una Edith Stein, religiosa carmelita de raza judía que murió en los campos de
exterminio del Nazismo, ante la indiferencia de muchos cristianos (protestantes y católicos ) que supieron del
holocausto judío y no hicieron nada para detenerlo. Ella podía haber apostatado ante esa miseria moral; pero no,
comprendió que la IGLESIA DE CRISTO, a pesar de los graves pecados de quienes la integramos, tiene la promesa
del Salvador de que permanecerá hasta el final de los tiempos.
Con los ojos de la fe y el testimonio de la historia, podemos ver que LA IGLESIA CATÓLICA siempre ha sido la más
odiada y atacada, desde dentro (apostasías, herejías, etc.) y desde fuera.
Ante el hereje y hasta obispo Arrio, surgió un San Atanasio. Ante la corrupción de la Iglesia medieval (simonía,
corrupción clerical, lujuria, etc.) un S. Francisco de Asís. Ante Lutero, un San Ignacio de Loyola. Ante la obra del
comunismo ateo de nuestros tiempos, “un hombre venido del mundo marxista: Juan Pablo II” que mucho influyó
en la caída de ese sistema simbolizado en el muro de Berlín (“Como El Papa Venció al Comunismo” Ediciones Rialp,
Sa. Sebastián Elcano 30, 28012 MADRID, 1992) Libertad que ahora aprovechan las sectas, que como langostas de
Egipto van a esos países ávidos de Dios a capturar adeptos. Los testimonios son innumerables, basta analizar los
20 siglos de historia de la Iglesia
La han combatido y combaten:
Los emperadores romanos, Los cismáticos, Los herejes, Los musulmanes , Los eclesiásticos corruptos e infieles a
su ministerio, con su mal testimonio, tanto los que permanecen dentro de ella, como los que se han ido Los laicos
infieles o simuladores de miembros de ella , El protestantismo , Napoleón, El sectarismo actual, Los satanistas, El
nazismo (que corrompió a muchos de sus miembros) , El comunismo , El capitalismo materialista, La masonería ,
Los racionalistas , Los ateos ,La Revolución Francesa , El sectarismo , El hedonismo , La corriente llamada la
Nueva Era ,Los liberales que pretenden o han legalizado la eutanasia, la homosexualidad, sexo libre, etc. etc., y
todos los que les incomoda el Evangelio de Cristo proclamado en su Iglesia
A pesar de todo, Dios no la abandona. Esta Iglesia Peregrina que camina por el desierto de la vida, prefigurada en
la Mujer que se va al desierto que cita Apoc. Cap. 12, Dios la protege ante sus enemigos. Nadie podrá destruirla
Una vez más, se hacen realidad las palabras de Jesús, “el poder del infierno no podrá contra ella” Mat.16,18.
Un cura sencillo de aldea poco después, le dijo al célebre Napoleón: “ni nosotros los curas con nuestros pecados la
hemos podido destruir, menos Ud.” .
Quien desee crear una Iglesia verdadera, la fórmula es: “Morir un viernes y resucitar un domingo”.