Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: “Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá.
Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos.
Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto.
Pues ella pensaba: “Con sólo tocar su manto, me salvaré.
Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: “Animo, hija; tu fe te ha salvado. Y desde aquel momento, la mujer quedó sana.
Al llegar Jesús a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente.
Entonces les dijo: “Váyanse, la niña no ha muerto sino que está dormida. Ellos se burlaban de él.
Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó.
El hecho se divulgó por toda aquella región.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México