Entonces Natán dijo a David: “Ese hombre eres tú. Esto dice Yavé, el Dios de Israel: Te consagré como rey de Israel, te libré de las manos de Saúl,
te di la casa de tu señor y las mujeres de tu señor, te di la casa de Israel y la de Judá, y por si esto fuera poco, habría hecho mucho más por ti.
¿Por qué pues despreciaste la palabra de Yavé? ¿Por qué hiciste esa cosa tan mala a sus ojos de matar por la espada a Urías el hitita? Te apoderaste de su mujer y lo mataste por la espada de los amonitas.
Por eso, la espada ya no se apartará más de tu casa, porque me despreciaste y tomaste a la mujer de Urías el hitita para hacerla tu propia mujer.
David dijo a Natán: “¡Pequé contra Yavé!” Y Natán le respondió: “Yavé te perdona tu pecado, no morirás.
Biblia Latinoamericana /se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México