Curso historia de la salvación III parte
Elementos de la salvación, Noé, el diluvio, Abrahán y la fe
Elementos de la salvación
La narración del paraíso y del pecado contiene ya todos los elementos necesarios para el desarrollo de la historia de la salvación. Y nos revela los modos de actuar Dios en la realización de su plan salvador.
La conciencia de que el hombre se encuentra en una situación de miseria crea en él un ansia, un anhelo de que el paraíso se le vuelva a abrir, de recuperar aquella situación perdida. Es el anhelo de salvación existente en todos los hombres de todos los tiempos, el anhelo de la liberación, de salir de la condición triste en que se encuentran. Se buscará salir del dolor. Se buscará ante todo huir de la muerte. Como la muerte ha sido introducida en el mundo por el pecado, producido en el hombre por instigación del demonio, para que la muerte se convierta en algo positivo necesitara el hombre haber vencido la perpetua enemistad existente entre él y la serpiente, necesitará haber podido superar el pecado. La salvación consistirá, según esto, en una especie de retorno al paraíso.
El Nuevo Testamento ve realizada en Jesús de Nazaret la salvación. Él es el nuevo Adán que ha restaurado lo que el primer Adán destruyó. San Pablo nos establece el paralelo entre ambos: “Porque como de un hombre vino la muerte, también por un hombre vino la resurrección de los muertos. Y como en Adán hemos muerto todos, así también en Cristo somos todos vivificados” (1 Corintios 15, 21-22).
Con Jesús de Nazaret la muerte ha sido vencida, como se manifiesta en la resurrección de muertos. Ha sido vencida sobre todo con su propia resurrección. La muerte no ha sido suprimida del mundo, ha sido cambiada de signo, convertida en puente para una vida definitiva (Juan 11; 1 Corintios 15, 20-26). Con la muerte de Cristo, el paraíso plantado por Yavé en el principio ha sido abierto nuevamente. Jesús de Nazaret lo asegura en la cruz, diciendo al buen ladrón: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23, 39).
Condición necesaria de esta reapertura del paraíso ha sido recorrer un camino inverso al que llevó al hombre a la expulsión. Adán, simple hombre, pretendió ser como Dios, y se encontró consigo mismo, fuera del paraíso. Jesús, siendo Dios, no pretendió “ser como Dios”, construir su propio destino, antes se vació “tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; Y en la condición de hombre se humilló hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz” (Fil. 2, 6-8). Esta humillación lleva a Jesús a la victoria, su muerte le conduce a la vida, su renuncia a “ser como Dios”, a recibir el honor y la gloria que a solo Dios pertenece.?__________________
Bibliografía
Rubio Luis. El misterio de Cristo en la Historia de Salvación, Sígueme, Salamanca 1991.
Schökel Luis Alonso. Pentateuco I, Cristiandad, Madrid 1970.
Varillón Francisco. Teología Dogmática como Historia de la Salvación, Paulinas, Bogotá 1967.
3)Noé y el diluvio
La experiencia de la salvación y del juicio de la humanidad.
Objetivo
El alumno verá en la narración de Noé y el diluvio una figura del juicio y la misericordia de Dios y llegará a la conclusión de que él no tiene que temer las adversidades de la vida si se mantiene fiel a Dios.
Textos para estudiar antes de iniciar el tema: Gn 8-9: Is 54, 9-10; Sab 14, 6-7; Eclo 44, 17-18; Hb 11, 5-6; 1Pe 3, 18-22; 2Pe 2, 4-5.
Carácter de estos capítulos
El diluvio es sin lugar a dudas un acontecimiento que tiene resonancia universal, es decir, al parecer una gran mayoría de culturas señala este acontecimiento, sin embargo para el pueblo de Israel tuvo un significado muy especial, que es el que a continuación desarrollaremos.
En principio estos capítulos (Gn 4-11) sirven para conectar a Abraham con el primer hombre y hacer ver que existe ese parentesco.
Un segundo aspecto de estos capítulos es poder ver la multiplicación del pecado y del mal en el mundo, estos capítulos señalan los pecados típicos: homicidio y venganza.
El tercer aspecto es que dan continuidad a la promesa de la salvación, esto es que a pesar de la multiplicación del pecado se sigue teniendo la misericordia de Dios hacia los hombres.
La narración del diluvio
La narración del diluvio tiene, sin lugar a dudas, la base de las narraciones mesopotámicas, sin embargo el significado es lo importante, ya que este adquiere una dimensión universal, donde todos los hombres pecadores están llamados a perecer.
El diluvio: juicio y salvación
La narración resalta la necesidad del aspecto salvífico de la intervención de Dios.
Ya que la humanidad por su pecado está de suyo destruida, ya no hay remedio, solo Dios puede salvarlos. Perro no es tan solo este aspecto, sino el de construir una humanidad nueva.
Ahora bien el que se salva es Noé y los que estaban con él. Y También a él se le repite el mandato de la creación primera: creced y multiplicaos y llenad la tierra y dominadla (9, 1-7: cf 1, 28).
Como signo de esta benevolencia de Dios está la señal del arco iris: “Esta es la señal del pacto que establezco entre mí y toda carne que está sobre la tierra” (9, 17).
El diluvio, tipo del juicio definitivo
El pecado siempre reclama el juicio de Dios y por lo tanto también vemos que entra en acción la misericordia de Dios.
El hombre, por el pecado, está abocado a la destrucción, a la muerte eterna. Dios establece un juicio de ese hombre y por el bautismo lo llegará a reivindicar, que esperara su plena manifestación en el “día del juicio de Dios”.
En esa segunda venida que esperamos Cristo traerá consigo la purificación y transformación de nosotros y de nuestro mundo para llevar a una morada digna de los hijos de Dios glorificados.
b. Las salvaciones en el pueblo de Dios
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4)Abrahám, padre de los creyentes
Objetivo
Al leer el pasaje de Abraham ubicará el inicio de la historia de la salvación en la historia del hombre.
Situación de Abrahán en la historia
La prehistoria bíblica abarca los capítulos del 1 al 11 del libro del génesis. La llamamos prehistoria ya que no la podemos ubicar ni en el espacio, ni en el tiempo.
Pero es hasta Abraham cuando ya hablamos de historia, pues ya estamos en el 1850 a. C.
En este periodo el mensaje de Dios se transmitirá oralmente.
Abraham será un personaje muy importante ante todo por su fe como lo mencionará la carta a los hebreos, que es el padre de la fe.
En un sentido teológico lo que señala Gn 12, 1-4 es la promesa de salvación que Dios hace al hombre en la historia.
Vocación y promesa
Dios elige a Abraham para llevar a cabo su plan de salvación en la historia del hombre.
Abraham está destinado en los planes de Dios a ser el origen de una bendición que no se limitará a un pueblo que surgirá de él y por parte éste, a todos los habitantes de la tierra.
Abraham antes de escuchar el llamado era idólatra, pero una vez que recibe la invitación de Dios deja todo, incluyendo tierra y familia.
La promesa incluía la descendencia, aparentemente había una solución ya que en aquel entonces Sara era muy grande, pero de acuerdo a las costumbres él podía tomar a la sierva par tener descendencia, pero Dios tenía algo grande para él.
El hijo será el signo concreto de la promesa.
Respuesta de Abrahán: la fe y la obediencia
Dios no realiza la salvación sin contar con el hombre. Esto es que Dios aunque hace saber su plan, siempre espera la respuesta del hombre.
Abraham dará una respuesta de fe, de obediencia, de confianza a Dios, por ello cuando Yavé le pide que le ofrezca su hijo en sacrificio, él no duda ni por un momento en ofrecerlo ya que si había sido posible que él le diera un hijo, seguramente él tendría una respuesta en el momento del sacrificio, como de hecho fue.
Consecuencia de la fe
La primera consecuencia de la fe en Abraham es la justificación, es decir, porque Abraham obedeció a Yavé es como a él se le llama el justo y por eso puede intervenir para la salvación de Sodoma y Gomorra.
La segunda consecuencia para la fe es que Abraham al renunciar a su parentela se convierte en el padre de un gran pueblo.