I. Salvaciones Preparatorias de la Salvación
a. Los comienzos de la salvación
1)Origen del mundo y del hombre
Objetivo
Descubrir la verdad religiosa del origen del mundo y el hombre a través de las dos narraciones expresadas en el libro del Génesis sobre la creación.
Antecedentes
El mundo en el que vivimos, es una constante de cambio y evolución, que por lógica ha tenido un origen, que el hombre en toda su existencia ha tratado de descubrir a través de investigaciones científicas, observaciones simples de los hechos, y también ha buscado una respuesta desde la religión.
Así, las diferentes teorías de la evolución del mundo y del hombre, sólo han podido explicar una parte de la pregunta, pero no han sabido responder a ciencia cierta cuál es el origen de todo el universo.
Las teorías hasta ahora conocidas nos explican la evolución, más no el origen de todo. La religión por su parte, en el libro del génesis, nos explica que no puede haber más origen que Dios.
Tanto la ciencia como la religión tienen un mismo objetivo, decir a los hombres de dónde vienen, sólo que la ciencia lo hace desde el punto de vista material, es decir, se basan en hechos que se pueden observar a simple vista, llevando a cabo todo un método de estudio.
Por su parte la religión, lo expresa en una manera misteriosa en la que Dios es el ser que crea todo desde la nada. Esto, no quiere decir que la ciencia está peleada con la religión, es simplemente que han estudiado el origen del mundo y del hombre desde diferentes puntos de vista y nada más, se podría decir que una y otra son complemento.
Datos Bíblicos
Por lo tanto al hablar de religión, que es el punto que nos interesa aquí, vamos a comenzar analizando relatos que la BIBLIA, nos ofrece. Lo importante de los relatos de la Biblia, no es saber cómo comenzó la existencia del universo y el hombre, sino, tener la certeza de que todo es obra de Dios.
La palabra Génesis, significa libro de los comienzos. Los escritos del mismo se encuentran fechados años de reinado del rey David y Salomón, (siglo X-IX a. C). Un escritor desconocido al que se suele llamar Yavista, por llamar en sus escritos Yavé a Dios, compuso una primera historia del origen del pueblo de Dios que comenzaba con el relato del paraíso.
En el siglo siguiente, se escribió otra historia a la que se le llama Eloísta, para distinguirlo del primero, posteriormente en el siglo VI a. C, los sacerdotes de Israel, añadieron párrafos al génesis para tener nuevas enseñanzas. Así al cabo del tiempo se obtuvo el libro del Génesis.
El autor de la primera narración de la creación, es un personaje con un alto concepto de Dios a quien también nombran “el santo”. Este autor pertenece a la escuela sacerdotal por lo que nos revela una profunda reflexión teológica a través de la purificación de santidad que se realiza mediante el culto.
Los dos primeros capítulos del génesis, son dos catequesis. La más antigua comienza en el capítulo 2, 4b, en donde encontramos una respuesta al angustioso problema del origen del mal. Y en el Capítulo 1, 1-2, 4 a, el autor se propone contestar “el origen del mundo y del hombre”. Ambas catequesis se complementan mutuamente para llevar a cabo la explicación de la historia de salvación.
La primera narración de la creación, es un poema fruto de una reflexión de siglos, una alabanza a Dios. En el tiempo en que se escribió esto, la gente pensaba que el mundo era estático, que nada cambiaba. Por lo que se narra un orden de las cosas creadas por Dios y que jamás debían cambiar.
En el antiguo mundo los pueblos sostenían que la naturaleza era comandada por varios dioses. En la Biblia nos hablan de un solo Dios que crea por amor y al cuál no se le puede temer, sino amar.
Todas las frases utilizadas en el génesis, son para dar gloria a Dios reconociéndolo como el único y verdadero creador del mundo y del hombre.
En un primer momento, hablamos del génesis como un libro poético en el que se alaba a Dios, pero también es un libro que contiene la voluntad de Dios. Los encargos que hace Dios al hombre, deben ser interpretados, en lo profundo de la fe, por lo que desde un principio, quita desigualdades entre el hombre y la mujer, creándolos con la misma dignidad.
Por lo tanto resalta ese amor infinito de Dios por sus criaturas. En éste relato, Dios no sólo nos enseña a trabajar, sino también a descansar. Nos pide la organización de los seres vivientes y sobre todo la fecundidad del hombre, esto entendido, no sólo como descendencia, pues Dios se refiere también al crecimiento que como personas debemos tener.
De tal suerte que el aprender un oficio, una profesión, y otros conocimientos es también una forma de ser fecundos en la tierra.