La Iglesia también exige que seamos los cristianos los que “imitando a Cristo”, seamos los que menos usemos la violencia para manifestamos, la razón y el amor debe de prevalecer, el mismo Jesús nos lo demuestra cuando siendo interrogado por Ánas uno de los guardias muy digno y defensor de su sacerdote lo golpea y Jesús reacciona así: Jn 18, 23 Jesús le respondió: “Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?”, así nos dice nuestra esposa: ¿porqué me golpeas?, nuestros hijos :¿porqué me golpeas papá?, el joven a las pandillas:¿porqué me golpean?, los alumnos al maestro:¿porqué me pega maestro?, el pueblo al gobierno: ¿porqué nos golpeas y oprimes?, el pueblo a los secuestradores: ¿porqué me privas y me matas?, a los narcotraficantes: ¿porqué me envenenas, me golpeas y me matas?, una larga lista faltaría de la voz que clama y llora por las consecuencias de la violencia.
Amigos el numeral 133 encierra la solución a nuestras vidas, sólo el amor, la lealtad, la solidaridad, la fraternidad, el perdón y el discipulado de Jesús pueden cambiar está violencia que cada vez es más ahoga a un pueblo, enterrándolo vivo sin poder hablar ni expresarse; falta hacer una cultura anti-violencia, para que nuestras futuras generaciones hereden una tierra sana, amorosa y fraterna; hoy yo me comprometo a erradicar lo más que pueda de mi vida el uso de la violencia, en cualquier forma, sé que puedo caer, el hábito es fuerte, pero sólo empezando a practicar un día sin violencia puede hacer que yo me olvide de practicar esa violencia, quizá los golpes que le di a mi hijo nos los voy a poder ya remediar, pero si que mi hijo crea en mí nuevamente, los gritos que hecho a mi esposa como presión psicológica, no los puedo cambiar, pero sí que mi esposa vuelva a confiar en mí, tú ¿puedes vivir un día sin violencia?.