El último día de la fiesta, que era el más solemne, Jesús, puesto en pie, exclamó con voz potente: “El que tenga sed, que venga a mí.
Pues el que cree en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De él saldrán ríos de agua viva.
Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeran en él. Todavía no se comunicaba el Espíritu, porque Jesús aún no había entrado en su gloria.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México