Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar no existe ya.
Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo.
Y oí una voz que clamaba desde el trono: “Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos;”
él enjugará las lágrimas de sus ojos. Ya no habrá muerte ni lamento, ni llanto ni pena, pues todo lo anterior ha pasado.
Y el que estaba sentado en el trono dijo: “Ahora todo lo hago nuevo”. Luego me dijo: “Escribe, que estas palabras son ciertas y verdaderas.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal Católico : Asamblea Eucarística. México