Después de haber evangelizado esa ciudad, donde hicieron muchos discípulos, regresaron de nuevo a Listra y de allí fueron a Iconio y Antioquía.
A su paso animaban a los discípulos y los invitaban a perseverar en la fe; les decían: “Es necesario que pasemos por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaban al Señor en quien habían creído.
Atravesaron la provincia de Pisidia y llegaron a la de Panfilia.
Predicaron la Palabra en Perge y bajaron después a Atalía.
Allí se embarcaron para volver a Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que acababan de realizar.
A su llegada reunieron a la Iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto las puertas de la fe a los pueblos paganos.
Biblia Latinoamericana / se toma como guía el misal católico : Asamblea Eucarística. México